Acudo –como no– al médico de los famosos: el doctor Ramón Vila-Rovira, en su nueva consulta del paseo Bonanova, cerca de donde vivía una de sus más afamadas pacientes, la infanta Cristina. Sonríe: “No me gusta dar nombres… Lo que tengo ahora son muchos actores y políticos. Resultan muy complicados porque quieren rejuvenecer, pero sin que su rostro pierda fuerza y expresión…”. Pregunto si Albert Rivera, pero se va por los cerros de Úbeda.
“Y también vienen las mujeres de los futbolistas del Barça. Todas quieren ¡mucho pecho!”. ¡Shakira!, rujo. ¿Cómo mantiene su legendaria barriga después de dos embarazos? Ríe de nuevo: “La operó después de sus partos una cirujana colombiana de su confianza. La intervención tuvo lugar en un quirófano de la Teknon…”.
Me cuenta el buen doctor que todavía le preguntan por Belén Esteban: “Es una chica tierna y sensible. Tengo muy buen recuerdo de ella. No así de Toño Sanchís, que me acusó de exceso de protagonismo, y eso hizo que Belén estuviera un tiempo molesta conmigo. ¡Pero nos vimos en la boda de Carlota Corredera y nos dimos un abrazo muy cariñoso!”.
A esta boda, Ramón acudió con su entonces mujer, la nutricionista Montse Folch, responsable de la nueva y estupenda imagen de Carlota. Montse y Ramón rompieron por sorpresa hace años –sí, aquí dimos la exclusiva– y ahora el médico está más joven y atractivo que nunca: “Me he sometido a un tratamiento a base de hormonas naturales que es la bomba… Va bien para el cuerpo, el pelo, la energía, la líbido…”. Pone los ojos en blanco: “Mi novia y yo solo nos vemos los fines de semana. Pero, per la Madonna, ¡qué fines de semana!”. Se besa la punta de los dedos –demonios, habrá que probar el método ese.