La primera vez que vi a Paloma San Basilio en directo fue el 14 de agosto de 1989 en Peralada con su espectáculo ‘Vida’. Pero yo ya era fan desde el 85, cuando fue a Eurovisión. En cuanto apareció en el escenario me dieron taquicardias, fenómeno que se repetiría cada vez que la volvía a ver en un concierto. Sé que puede sonar muy ridículo pero seguro que me entienden aquellos que han sido muy fans de alguien. Momentos muy felices de mi vida tienen que ver con la asistencia a alguno de sus espectáculos.
No sigues a un artista solo por lo que hace sino también por lo que representa para ti. Y para ese chico de barrio que era yo, incapaz de compartir con otros determinados sentimientos, la presencia de una artista como Paloma San Basilio significó una gran válvula de escape. La forma en la que ella se movía, actuaba o incluso se vestía disparaba mi fantasía. Las canciones de Los Chichos o Los Chunguitos –grupos que en mi barrio se oían a toda pastilla– me producían melancolía. Prefería refugiarme en ese sentido del espectáculo tan colorido que me ofrecía Paloma.
Ahora ir a Nueva York y ver un musical está al alcance de mucha gente. Hace 30 años no era lo habitual y ahí estuvo la cantante más lista que el hambre. Viajaba, se empapaba de musicales y luego presentaba en España los shows más americanos que se han visto en nuestro país. Los musicales siempre han sido un terreno muy abonado para que florezcan espectadores gais, de ahí que la San Basilio tenga tanto poderío entre el colectivo. No es posible dedicarte a los musicales sin tener en cuenta la importancia de esta mujer que abrió brecha y se trabajó un género que contaba con pocos adeptos.
Acaba de hacer ‘Sunset Boulevard’ en Tenerife y se marcha para Los Ángeles, donde vive su hija. Entre viaje y viaje se plantó el lunes en el Rialto para ver ‘Grandes éxitos’. Fue una sensación muy extraña ver sentada entre el público a una mujer a la que llevo siguiendo desde hace tantísimos años. La vida a veces es muy rara. Jamás pensé que el adolescente que recortaba todas las revistas en las que aparecía Paloma actuaría en un teatro y ella estuviera entre los espectadores.