Vienen a Valencia mi madre, una de mis hermanas y mi cuñado, mi sobrino y mi sobrina con su novio para acompañarme en el Teatro Olympia, donde recibiré al 2017 junto a P. Qué emoción ver el teatro lleno, parar la función a punto de que llegue la medianoche, dirigirme al público para agradecerle que hayan decidido compartir ese pedazo de vida tan especial con nosotros. Nunca antes me había comido las uvas porque me daban asco. Me las como por primer vez en Valencia, encima de un escenario. Y además del tirón, sin atragantarme. Y descubro, a mis cuarenta y seis años, que me gustan. Sí, definitivamente la vida me sonríe. Soy un privilegiado.