El mundo de la belleza está cambiando poco a poco hacia una corriente mucho más natural. Empezando por las pasarelas, y terminando en el mundo de las redes sociales. Instagram ha sido la primera en comenzar ese cambio lanzando una lanza a favor de la salud mental de los más jóvenes. La app más puntera ha conseguido posicionarse como una de las más usadas a nivel internacional, y sus millones de usuarios se encuentran a diario con acceso sobre la vida diaria del resto. Una vida pública donde los filtros solo te dejan ver la mejor parte de esta.
Algo que se intensificó más con la llegada de las historias de Instagram donde tenías contenido instantáneo a través de fotos y videos, y con los que esta red social te proponía utilizar unos filtros y máscaras creados tanto por ellos, como por los propios usuarios. Un abanico de posibilidades enorme donde aparentar es aún más sencillo que antes. Esta tendencia ha derivado en filtros que simulan la cirugía estética en el rostro: desde el efecto botox, a los labios y pómulos más voluminosos. Un cambio de imagen a golpe de clic que ha despertado las alarmas de la nueva política de empresa de Instagram a favor de la salud mental.
¿La razón? La demanda de las operaciones estéticas es cada vez mayor, en parte por las redes sociales, sobre todo para un público más joven que se encuentra más influenciado, y con ello, la perdida de autoestima.
Esta no es la primera medida que toman a favor de luchar contra ello, Instagram ya anunció hace unas semanas que eliminarían los likes para evitar comparaciones, y la pestaña de actividad para no controlar al resto de usuarios. ¡Bravo!