Cuando ni siquiera se han cumplido dos meses desde la esperada boda de Meghan Markle y el príncipe Harry, la Familia Real Británica vuelve a estar de celebración con motivo del bautizo del pequeño Louis de Cambridge, el tercer hijo de Kate Middleton y el príncipe Guillermo.
El bautizo, que ha tenido lugar a las cuatro de la tarde (hora local) en la capilla real del palacio de St. James, ha contado con la presencia de casi toda la familia real, aunque ha habido dos ausencias muy destacadas: las de la Reina Isabel II y su marido, el duque de Edimburgo. Aunque ninguno de ellos ha estado presente en la celebración, sí que han tenido un peso importante en la misma: la elección de la fecha del bautizo coincide con la del anuncio de su compromiso, el 9 de julio de 1947.
Sí que han estado presentes los duques de Sussex, la familia Middleton, el príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles, entre otros (pocos) invitados, ya que ha sido una ceremonia tan breve como íntima y discreta. El Arzobispo de Canterburby, Justin Welby, que ya se encargó de convertir en marido y mujer a Meghan Markle y el príncipe Harry, ha sido el encargado de ofrecer el sacramento del bautismo al nuevo miembro de la familia.
Louis de Cambridge, que ya ha recibido su primer regalo de parte de sus tíos Harry y Meghan (una primera edición de Winnie the Pooh de 1926 que ha costado 8.000 libras), ha sido bautizado con una réplica del tradicional faldón que ha vestido a todos los bebés de la realeza en el día de su bautizo desde la época de los hijos de la reina Victoria: la misma réplica que antes llevaron los hermanos de Louis, George y Charlotte.
También forma parte de la tradición la pila de plata en la que el bebé ha recibido el sacramento en la Lily Font, encargada por la reina Victoria tras el nacimiento de su primera hija. Tras la ceremonia, los invitados se han reunido en Clarence House para disfrutar de un té y la tradicional tarta.