Desde que la infanta Cristina se sentara en el banquillo de los acusados del caso Nóos, su situación se ha ido complicando a pasos agigantados. Son muchas las cosas que la hija de los Reyes eméritos tuvo y que ya no volverá a tener.
El 12 de octubre de 2011 fue la última vez que los exduques de Palma, como matrimonio, aparecían en una convocatoria de la Casa Real. Poco después, el rey Juan Carlos hizo público el alejamiento oficial de su yerno, Iñaki Urdangarín, por su conducta no ejemplar, y la segunda hija de los Monarcas acudía sola a los actos oficiales. Las circunstancias judiciales fueron tensando el ambiente y, en verano de 2013, doña Cristina y su familia se recluyeron en Ginebra. A partir de entonces, la reina Sofía y la infanta Elena son las únicas que mantienen la relación con ellos. .
En 2014 se les vio de nuevo en Grecia con motivo del 50 aniversario de la muerte del rey Pablo I, padre de la reina Sofía. Esta fue la última vez que se mostraron todos juntos en público. En junio de ese mismo año, el príncipe Felipe era proclamado rey de España y, a partir de ese momento, Cristina dejó su papel como representante de la Casa. Un año después, justo un día antes de su 50 cumpleaños, Felipe VI la despojó del título de duquesa de Mallorca.
Ese mismo mes, la Infanta también perdía su palacete de Pedralbes. Tras varios años haciendo vida en Ginebra, la hermana del Rey y su marido vendían su lujosa casa de Barcelona a una empresa cuya sede central se encuentra en Luxemburgo.
Las tradicionales vacaciones de toda la familia en Palma también sufrieron cambios. En el verano de 2014, estando ya Felipe VI en el trono, la infanta Cristina no pisó la isla, lo que reflejó el cambio de rumbo tomado en el seno de la Familia Real.
Desde entonces, lo único que le queda a Cristina de Borbón es su sexto lugar en la línea de sucesión a la Corona, algo a lo que no ha renunciado, y su título de Infanta, que lo será siempre por ser hija de Rey.