Terelu da la espantada en 'Sálvame' y abandona el plató en directo

La colaboradora, harta de la situación, decidió marcharse a dar una vuelta, dejando a sus compañeros con un palmo de narices...

¿Cuánta gente puede marcharse del plató de Sálvame en directo? ¡Qué suerte tienen los colaboradores! En cuanto ven que la cosa se tuerce, cogen sus bártulos y se disponen a darse un paseíto en horario laboral. Ay, ¡si todos pudiésemos hacer lo mismo! Ayer fue Terelu la que, harta de sus compañeros, optó por levantarse y dejarles con un palmo de narices. ¿El motivo? Llevar un buen rato intentando hablar sin que nadie le cediese el turno... Aunque, claro, sabiendo dónde está, también debería estar acostumbrada.

Los debates en Sálvame son tan encendidos que es lógico que acaben pisándose los unos a los otros. Pero ahí están los presentadores para poner un poco de orden y centrarles cuando comienzan a irse por las ramas -algo que también es bastante común-. Con todo, a veces las cosas son insalvables y, de repente, alguien se viene arriba y acaba protagonizando una de esas espantadas que, la verdad, nos encantan. Es la mágica del plató de Sálvame.

Ayer por la tarde, en plena trifulca con los Pantoja, fue Terelu la que no pudo soportarlo más. La pobre llevaba esperando su turno desde hacía ya varios minutos y no conseguía, de ninguna manera, colarse a sus compañeros. Que si Gema, que si Kiko y cuando ya le tocaba, se arranca Lydia. “Bueno, a ver si voy a hablar esta tarde, que me he maquillado también”, soltó la colaboradora para ver si alguien le hacía caso. Ilusa. Nadie suelta el turno de palabra tan fácilmente.

Viendo que Lydia tampoco pensaba dejarle paso, se hartó. Mucho. Muchísimo. “Pues mira, me voy”, exclamó poniéndose de pie. “Me voy a dar una vuelta”. Belén, experta en esto de largarse del plató cuando mejor le viene, no lo vio con buenos ojos. “Anda, tócate las narices. Ale, me levanto y me voy yo también”. Menos mal que no fue así. Terelu salió un momentito de plató, se dio un aire y ya volvió con mejor humor. Las tardes de Sálvame son muy complicadas. Pobres, ¡cómo no van a mosquearse!