La noticia de que los Reyes no pensaban celebrar sus bodas de oro en mayo de 2012 simplemente venía a destacar el hecho de que ambos viven sus vidas de manera independiente.
A todos los efectos, se les considera ‘separados’. Doña Sofía pertenece a una generación para la cual los matrimonios dinásticos todavía eran habituales, y a una época en que se daba por descontado que un rey o un príncipe tenían, por lo menos, una amante. Doña Sofía es firme en su apoyo a su esposo. Como me contó una persona con muchos años de experiencia en la corte: “La Reina está comprometida con el Rey. Está en su ADN. Ella es la Reina y estaría dispuesta a aceptar incluso que la amante del Rey estuviera en la cama con él. En la casa real todo el mundo quiere mucho a la Reina, pero el Rey es el Rey. Está por encima de todo.
La mayoría de las personas que trabajan en la casa real son militares, estarían dispuestos a protegerle aún a riesgo de sus vidas y a pasar por alto cualquier transgresión que pueda cometer”. Pero según la periodista Carmen Rigalt, la reina Sofía tiene numerosos admiradores en el extranjero, incluyendo al líder cubano Fidel Castro, quien una vez afirmó: “Me gusta mucho la Reina de España, es una real mujer y tiene unas piernas magníficas”.
El estilo de vida de los Reyes ha generado una respuesta más compleja de sus hijos. Todos han aceptado desde su infancia que la palabra del Rey es ley, y que la persona con la que aspiren a casarse es una cuestión que afecta no solo a la casa de Borbón, sino a la opinión pública española. Al mismo tiempo, doña Elena, doña Cristina y, sobre todo, don Felipe han torcido el gesto cuando sus padres, que siguen juntos por un profundo sentido del deber, les han dictado lo que tienen que hacer en los asuntos del corazón.
Cuando el Rey se va de cacería, sus hijos saben que es una excusa para pasar unos días con sus amigos y con su novia del momento. Como me contaba una persona cercana a la corte: “Por supuesto que sus hijos se enfadan con él. Lo desaprueban, sobre todo cuando perciben la infelicidad de su madre. No obstante, desde su nacimiento les han educado en la idea de que el Rey es el Rey, la persona más importante del mundo. La Reina no habla de esos asuntos con sus hijos. Es algo que el Rey lleva haciendo toda su vida. El Príncipe y las Infantas saben que su padre no se casó con su madre por amor. Nunca ha estado enamorado de ella.
[Extracto del libro de Andrew Morton –biógrafo de Lady Di y colaborador habitual de Lecturas– 'Ladies of Spain', publicado por La Esfera de los Libros].