Silvia Abascal: "Una prueba de que mejoro es que estoy aquí, trabajando"

Silvia Abascal Festival de Málaga
GTRES

El año pasado ponía por primera vez el pie sobre la alfombra roja del Festival de Málaga tras aquella fatídica edición de 2012 en la que sus tobillos no le permitieron soportar el latigazo de dolor que le golpeó la cabeza.

Aún frágil y con una mano ciñéndose delicadamente sobre el oido izquierdo para amortiguar el ruido, Silvia Abascal hablaba pausada con Lecturas de aquella primera sensación, la de volver a allí donde perdió el conocimiento y casi meses de vida y entendimiento.

Este año es el de su reválida. Pisaba como ella solía hacerlo sobre la red carpet. Majestuosa como una reina en el destierro, con fuerza, volteando su vaporoso vestido blanco de Stepahn Roland y moviendo seductora su pelo a lo verónica Lake, incluso atreviéndose a las transparencias sobre su pecho. Porque puede. Y lo hace. “Una prueba de que estoy mejorando es que estoy aquí. Y trabajando”. Toda una heroína como señaló su compañero Asier Etxeandía.


Porque Silvia Abascal en esta 18 edición no solo viene a posar y sentarse en las butacas de terciopelo del Cervantes, viene a trabajar.

- Presento, sí.

 

Hace un año nos encontrábamos en este mismo lugar.

- Uf, imaginate.

 

¿Qué significa para ti el Festival de Málaga?

- Tanto... Profesionalmente tengo muy buenos recuerdos aquí. He presentado películas, muchos trabajos de los que estoy muy orgullosa... Me dieron la Biznaga por mi papel en ‘La dama boba’ y, personalmente, tengo un recuerdo tremendo.

 

Pero el año pasado ya exorcizaste fantasmas.

- Ya estuve y fue mucho mejor de lo que imaginaba. Tenía sensaciones encontradas, luego todo lo malo se disipó.

 

Era tu primera toma de contacto, hoy a trabajar. Todo está rodado, Silvia.

- (risas) No te creas. La verdad es que lo pienso y ya me gustaría ya pasar, sentarme en mi butaquita y escuchar, pero no, tengo una responsabilidad muy grande. Estoy nerviosa pero muy muy ilusionada.

 

Cualquiera diría que es tu primer trabajo, ¡si no has parado!

-Tienes razón, Acabo de llegar de Buenos Aire. ¿Sabes que he estado tres meses rondado allí?

 

¿Qué has hecho?

- Una peli sobre la vida del Papa Francisco. A él lo interpreta Dario Grandinetti, yo soy una periodista a través de la cual se cuenta su historia, desde que era arzobispo de Buenos Aires hasta que lo nombran Papa. Y he vuelto porque tengo en España el rodaje de un documental.

 

¿Le das voz?

- Se titula Los comensales y no, no pongo voz. Somos un grupo de actores que estamos comiendo y hablamos sobre teatro.

 

¿Un experimento? ¿Realidad en ficcion?

- (risas) sí, puede, no sé. Es muy interesante. Cinematográficamente es potente.

 

Claro, olvidaba que tú ahora eres directora y esas cosas las valoras.

- (risas) ¡De un corto!

 

¿Ya lo has terminado?

- Sí, sí. Ya lo he rodado. Con Carmelo Gómez y Alessandra Jiménez. Y para mí ha sido una experiencia que me gustaría mucho repetir. Ha sido la primera pero espero que no la última. Tenía muchas ganas de ponerme detrás. Pensaba que lo iba a hacer antes en teatro que en cine, pero las cosas han venido así. Y me ha hecho mucha ilusión poder rodar una historia mía, que he escrito yo.

 

¿Es autobiográfica? Cuéntame algo de la historia.

- No, pero te cuento muy poquito que es un corto y si te desvelo, pierde mucho... Trata de una mujer que está aislada en una casa, parece que está en trance, a la que vemos delicada y desamparada y, de repente, entra en su casa un ladrón que lo quiere todo, pero ella, en realidad, no tiene nada.

 

¿Y ahora?

- Lo estoy moviendo y lo quieren en festivales internacionales my importantes. Estoy muy contenta.

 

¿Cómo ha sido cambiar de rol, de ser dirigida a dirigir?

- Cuando lo ven, siempre hay quien me pregunta ¿no te habría gustado haber hecho el personaje de Alessandra,? Y lo cierto es que... No. Me ha gustado dirigirla. Hay una parte de mayor responsabilidad, pero a veces, no dar la cara, se agradece.

 

¡Y de salud, Silvia? Estás guapísima.

Sigo teniendo mucha sensibilidad al sonido, eso a veces es molesto, pero si no estuviera mejorando, no podría estar aquí.

 

Por Luis Nemolato