Entusiasmada con su regreso a a España, Shaila Dúrcal acaba de cumplir 42 años con el propósito de cuidarse mejor. La cantante se ha puesto en manos de PronoKal y con su eficaz método ha conseguido dar ese giro a su vida que buscaba. Los nuevos hábitos saludables que ha abrazado la han llevado a perder casi 20 kilos en cuatro meses de dieta. Shaila Dúrcal, se siente en plenitud, lo transmite a través de una nueva imagen con la que está en armonía, pero también con sus proyectos. Tras vencer obstáculos y baches personales, prepara un nuevo disco con material inédito y otro de boleros con grandes duetos junto a Miguel Poveda y Pitingo, entre otros.
La muerte de Rocío Dúrcal y Antonio Morales 'Junior' supuso un mazazo para Shaila Dúrcal y sus hermanos. "Me partió en dos. Ya no soy la misma", admite. La cantante estaba muy unida a ellos, y su pérdida dejó al descubierto traumas y problemas que no ha abordado y afrontado hasta ahora, con la madurez que da el bagaje vital y la distancia. "La salud es lo más importante, pero me ha costado entenderlo. El sobrepeso está relacionado con una vida que no es sana. He tenido muy mala relación con la comida", confiesa con serenidad.
Casi 20 kilos en 4 meses
Llegó un punto en el que se dio cuenta que no podía seguir reproduciendo actitudes que la hundían más en una espiral de infelicidad. Shaila Dúrcal seguía el ejemplo de otros famosos como Jorge Javier Vázquez y apostaba por el método Pronokal. "Llevamos cuatro meses. He bajado mucho peso, casi 20 kilos, y estoy muy contenta con mi nuevo yo", y subraya, "es el principio de una nueva relación con la comida".
La artista ha desvelado los detalles más interesantes de este proceso con el que no puede estar más satisfecha: "No se trata de una dieta, es un tratamiento completo. Me han recomendado siete comidas al día, ejercicio y nada de azúcar".
De sabotearse a llevar una nueva vida feliz
El suyo no era un objetivo fácil, no tanto por los kilos, sino por el trabajo de cambiar la mentalidad y ser consciente que, en realidad, era una apuesta por estar en equilibrio consigo misma a todos los niveles. "Estaba en más de 90 kilos y había que cambiar eso", cuenta, "me di cuenta de que tenía que cambiar y hacer frente a la ansiedad. Estaba de mal humor, poco ilusionada". Y confiesa: "No fui a ningún terapeuta porque me costaba contarle todo a una persona que no conozco. Cada uno tiene que buscar su camino".
"Se me juntó todo, y yo me saboteo demasiado", confiesa al revelar que sufrió una depresión, "arrastraba la muerte de mis padres (que no procesé bien), mis problemas de tiroides y luego el accidente. Se me partió la vida en dos, pero se sale, también de la depresión y de la angustia", afirma con la esperanza tiñendo sus palabras. Por suerte, cuenta a su alrededor que la quieren y le han mostrado todo su apoyo para llevar a cabo este cambio. "Me reuní con la doctora y enseguida sentí que no estaba sola y que podía hacerlo. La gente se cuida más hoy en día, y eso anima y ayuda", afirma feliz.