Cuando nadie se lo esperaba, la cuarta gala de 'Bailando con las estrellas' ha tenido una baja totalmente inesperada. Rossy de Palma, una de las concursantes que más simpatía despierta, era la que debía abandonar el concurso después de haber defendido un 'jive' con la canción 'Tainted love' junto a su compañero, el bailarín un Santiago Granizal. Tras escuchar de labios de Roberto Leal que su andadura en el concurso había finalizado, la actriz no dudó en decir: "No lo entiendo". Algo que dejó un poco en shock a los allí presentes. Aunque Rossy no les dio tiempo a que dijeran nada porque ella se encargó de seguir hablando: "Estoy fastidiada porque la semana que viene teníamos una sambita y yo estaba muy ilusionada. Pero bueno, todo es muy random en la televisión, qué se le va a hacer".
Pero aquí no quedaba la cosa. Rossy tenía cuerda para rato: "No pasa nada, pero creo que el programa y el público se lo pierden. Vosotros os lo perdéis". ¡Madre mía! Y aunque lo decía en general, la actriz les mandaba también un recadito a los miembros del jurado: "Joaquín, vaya 7 más racanete me has dado. Ahora tendréis remordimientos". Unas palabras que eran aplaudidas por los seguidores del programa en Twitter ya han visto injusta la expulsión.
Un final inesperado
A pesar de tener que abandonar esta aventura que, aunque corta, Rossy ha disfrutado al máximo, la actriz ha querido irse lanzando el ramo que el programa le ofrecía como si fuera una novia en una boda. Y mira tú por donde, ¿quién lo ha cogido? ¿Yana Olina? ¿David Bustamante? ¡No! Pelayo Díaz se ha sorprendido cuando el ramo ha caído en sus manos porque, casualidades de la vida, él está a punto de casarse en la vida real. Además, este detalle le ha venido fenomenal porque ha vivido un programa un tanto complicado para él ya que el reciente aniversario de la muerte de David Delfín le ha removido sentimientos y vivencias del pasado. Normal.