Este 29 de septiembre se cumple 10 años desde el fallecimiento de Miguel Boyer. El político, aquejado de una grave enfermedad, luchó por su vida hasta el final. A su lado, su mujer, Isabel Preysler. La socialité dejó todo para cuidar del padre de su hija Ana. Fueron los años más difíciles, el momento más duro. El exministro había pasado unos años delicado de salud y sin casi salir de casa. Isabel había sido el gran amor de su vida. También para la socialité.
El matrimonio de Isabel Preysler y Julio Iglesias llevaba tiempo haciendo aguas cuando Isabel conoció a Carlos Falcó, marqués de Griñón. Era la Marbella de mediados de los años 70, en la que la 'jet set' y sus fabulosas fiestas copaban la prensa del corazón. Isabel tuvo que sufrir tantas infidelidades –prácticamente desde que se casó con Julio, en 1971– que decidió empezar a salir con sus amigas y disfrutar de la vida.
"¡Fue un chispazo eléctrico!"
Pilar Eyre nos lo recordaba en la revista Lecturas. "Carlos Falcó le besó la mano e Isabel se estremeció. Todos se dieron cuenta de que había pasado algo importante", contaba la popular periodista. "¡Fue un chispazo eléctrico!, según me confesó Pilia Bravo, la entonces novia de Luis Miguel Dominguín". Carlos Falcó se enamoró perdidamente de Isabel y esta estaba cansada de la soledad a la que la había relegado su aún marido Julio Iglesias. Hasta ese momento, Carlos, todo un caballero, no le confesó a Isabel su amor mientras estuviera casada y durante dos años, el marqués de Griñón fue, simplemente, su amigo. El divorcio de Isabel y Julio llegó en 1978.
Tras la sonada ruptura de Isabel y Julio, pronto la relación entre la reina de corazones y el afamado marqués saldría a la luz y, dos años después, la pareja se casó en secreto en la finca de Malpica, propiedad de Falcó.
"Isabel se aburría", contó Pilar Eyre
"Los dos primeros años fueron felices. Invirtieron dinero en la finca, Isabel pudo hacerle un préstamo de cuarenta millones de pesetas... La pareja se movía en el círculo del rey, fueron a Salzburgo y a Florencia. Nació Tamara, pasaban largas temporadas en el campo...", recordaba Pilar Eyre. "Sí, todo estaba muy bien, pero... Isabel se aburría. Se daba cuenta de que el campo no era lo suyo y necesitaba el ambiente de la ciudad y a sus amigas, necesitaba luces, libertad, ¡y es que solo tenía treinta años!".
No hacía ni dos años que se habían casado cuando entró en la vida de Isabel Preysler el que fue, seguramente, el gran amor de su vida, Miguel Boyer. El PSOE contaba con un gran apoyo popular y todo hacía pensar que en octubre de 1982 ganaría las elecciones generales –como así fue– y el nombre de Miguel Boyer sonaba muy fuerte como miembro del futuro gobierno socialista.
Pilar Eyre, en la revista Lecturas, explicaba cómo fue ese primer encuentro entre Isabel Preysler y Miguel Boyer. "Todo empezó cuando Tamara tenía cinco meses. En la primavera de 1982, Isabel llamó a la peruana Mona Jiménez para autoinvitarse a la cena a base de lentejas que organizaba los martes a la que acudía la 'jet set' madrileña". Mona aceptó encantada la autoinvitación. "Fantástico, lo pasarás bien. Además, asistirá Miguel Boyer, que será ministro cuando los socialistas ganen las elecciones", le dijo la anfitriona a Isabel.
"Miguel e Isabel, que acudieron sin sus respectivas parejas –Elena Arnedo y Carlos Falcó, respectivamente–, cayeron instantáneamente enamorados. Tanto, que se quedaron hablando a solas hasta las cuatro de la mañana... Algunos invitados llamaron a Elena Arnedo al día siguiente para contárselo", publicaba Pilar.
Isabel se convierte en 'la otra' durante dos años
Desde ese momento, Isabel y Miguel empezaron a coincidir "casualmente" en todos los actos sociales a los que los invitan. De hecho, los dos matrimonios se convierten en inseparables. "Incluso, cuando Carlos viaja a Estados Unidos por negocios, Miguel y Elena le sirven de acompañantes", explicaba nuestra bloguera a la revista Lecturas. También comparten vacaciones en Ibiza.
Tras las elecciones, Miguel Boyer es nombrado vicepresidente y ministro de Economía y Hacienda. Los rumores de una relación entre el ministro e Isabel comienzan a circular por los mentideros de las revistas del corazón y también en los círculos de los informadores de política y economía.
Durante dos años, Isabel Preysler se convirtió en 'la otra', ya que seguía casada con el marqués de Griñón, pero se veía a escondidas con el superministro. "Se habla de citas en los apartamentos Colón, los Galgos, el hotel Eurobuilding... Para estos encuentros secretos, la secretaria de Miguel adjudica a su jefe en la agenda ministerial el nombre en clave de 'Begoña'. Dicen que hay fotos, que se compran y se meten en un cajón, de los dos cenando en un italiano...", recordaba Pilar Eyre
Primera foto juntos en público
Fue en los Premios Naranja y Limón, que entrega la peña periodística Primera Plana, cuando se les realiza la primera foto juntos en público. Los rumores de una relación son cada vez más intensos.
"La expresión de Miguel [en los premios] es la que se conoce vulgarmente como de cordero degollado", escribía Pilar Eyre. Seguramente, y pese a estar enamoradísimo de Isabel, Boyer no sabía aún lo que se le vendría encima. "El día de San Valentín, Boyer le envía a Isabel rosas amarillas. El marqués se las encuentra en la casa y dice, extrañado. 'Qué raro, yo las encargué rojas'. Pero aún así, no sospecha", decía Pilar.
El 'soplo' de Jaime de Mora y Aragón
Durante una fiesta de unos amigos comunes en San Agustín de Guadalix, en Madrid, Isabel y Miguel ya no disimulan. Los dos se retiran a la piscina y allí están bailando durante horas como si no hubiera un mañana. Por supuesto, también se lo cuentan a Elena Arnedo que, ya en casa, "se lo plantea a su marido, que no se molesta en desmentirlo: sí, se quiere divorciar; sí, se quiere ir con Isabel", contaba Pilar Eyre.
Isabel se resistía a dejar a Carlos Falcó y Elena Arnedo confía en que su todavía marido renuncie al amor de Isabel. El matrimonio Boyer alquila una casa en Marbella junto a otro matrimonio amigo, el de Carlos Solchaga. "Miguel no hace vida con ellos. Jaime de Mora nos sopla a los periodistas que por las noches Boyer se ve con Isabel en un apartamento que está al lado de su casa", recordaba Pilar, que cubría la información de los veranos en Marbella.
Boyer se instala a vivir en el ministerio
Pasadas las vacaciones, y tras el otoño, en invierno la situación se vuelve insostenible. Así lo recuerda Pilar Eyre: "Elena está destrozada, los hijos también, y Miguel decide quedarse a dormir en el ministerio, donde tiene la humorada de dar una fiesta de cumpleaños con la Preysler de anfitriona". Pilar Eyre comentaba que en enero de 1985, Isabel le dice al marqués de Griñón que se va a París a hacer un curso de idiomas. Miguel la visita en la capital francesa bajo el nombre de señor García.
"Todos conocemos los detalles, pero callamos hasta que el 6 de julio de 1985 Boyer es obligado a dimitir. Cuatro días después publicamos en Interviú una portada histórica: 'Boyer, bronca con Guerra y amor por la Preysler'. El mundo entero, incluido Carlos Falcó, se enteró de lo que sabíamos casi todos", recordaba Pilar.
Carlos Falcó, marqués de Griñón, nunca se había sentido tan humillado. Cogió sus cosas del hogar familiar de Arga, 1 –un chalet que había comprado Isabel gracias a sus contratos publicitarios y sus exclusivas–, y tal y como salió Falcó de la casa, entró "Miguel Boyer con su propia llave. Era el 31 de julio de 1985. Tamara tenía cuatro años", apuntaba Pilar.