Pilar Eyre se ha propuesto que juguemos al ‘Quién es quién’ con su nueva novela, Un amor de oriente –a la venta el 4 de octubre. Sin escribir el nombre real de los protagonistas, sus personajes están basados en dos de los nombres más mediáticos de la crónica rosa. Ella es Muriel, filipina y enamorada como una niña de un artista español, Luis, atractivo, con una carrera en la música que empieza a despegar. Guiño, guiño.
Así Muriel, llamada a estar a la sombra perenne de la larga figura de su marido, despertará un apetito cada vez más voraz en la prensa, ávida por descubrir más cosas de la enigmática mujer con la que Luis se ha casado. Llega un punto en el que quien acaba a la sombra es él, eclipsado por el magnetismo de esa mujer llegada del otro punto del planeta. Eyre, de hecho, la define como “la persona más fascinante del mundo. Un rato con ella, y acabas rendidamente enamorado”.
Además, la periodista nos adelanta que este libro enseña un lado más oculto tras el personaje, la mujer gamberra, divertida, bromista, que es una oyente magnífica… Sabremos cómo fue su juventud, en Manila, su llegada a España, las infidelidades que tuvo que soportar “desde el momento cero de su matrimonio” o las constantes mentiras que él le contaba. Por ejemplo, al otro lado de la línea telefónica, Pilar me cuenta algunos de estos engaños. Como cuando él le prometía que era un artista de absoluto éxito, y no quería que lo acompañara a sus actuaciones. Un día ella, huidiza, se plantó donde cantaba su marido: un club de lucecitas. También él le susurraba muchas veces eso de “te echo mucho a faltar mi pequeña”, mientras se encontraba en brazos de otra mujer…
Podríamos seguir y no parar. Y es que estamos ante uno de los libros más polémicos de Pilar y también más personales. Ella comparte con su protagonista la edad y muchas de las cosas que les ha tocado vivir. El cambio de sociedad, de pasar de una dictadura a una democracia y todo lo que trajo consigo, ese “desabrocharse el sujetador” como la catalana lo llama. Por lo tanto, la evolución de Muriel nos sirve no sólo para conocer cómo cambia ella, sino, también, como avanzaron las mujeres.
La novela no alcanza la época actual. Se detiene cuando Muriel vuelve a enamorarse, esta vez, de un marqués. Nada de ídolos de la música, cuando ella lo que quiso desde el principio era que Luis hubiese estudiado Derecho. Cuando la estabilidad llega a su vida y decide poner fin a las infidelidades a diestro y siniestro. Cuando un día da un manotazo en la mesa (imagino que con gracia y delicadeza, porque esos son sus modales) al descubrir que Luis alojaba a una de sus amantes en el hotel más próximo a su domicilio, para tenerla cerquita. Entonces se acabó su fogosa historia, esa que en la que hacían el amor todos los días, y que hacía que él dijera de ella que “bajo su apariencia fría se ocultaba un volcán”.
Por último, le pido a la autora que nos haga una de sus famosas llamadas de atención, esas que nos guían cada semana en su blog para Lecturas. Me manda esto: “Eh, cuidado, aparten a las criaturas, que en este libro hay una mujer desnuda por dentro y por fuera". Y nosotros ya nos hemos puesto la gafas de cerca.