De Villa Chatín se ha hablado (casi) tanto que pareciera el Buckingham de ‘Sálvame’. La casa de Kiko Hernández, de la que con tanto cariño habla su orgulloso propietario, guarda desde hace unas semanas a dos nuevas habitantes: Abril y Jimena, las hijas del colaborador. Ayer, Paz Padilla se acercó al chalet y ahí pudo contemplar a las dos bebitas, mientras a su padre se le caía la baba con ellas.
“Hoy ha sido un día maravilloso, he conocido a los pequeños tesoros de mi querido Kiko, son preciosas!!!!”, escribía Paz al compartir una foto en Instagram bajo el letrero de Villa Chatín, como el que va a Los Ángeles y hace lo propio con el de Hollywood. “Nada te reconforta más que ver a tu amigo feliz. No sabes cuánto me alegro!!! Te quiero @kikohernandeztv”, remataba.
Kiko está encantado con todas las muestras de cariño que han tenido con él sus compañeros. Bueno, salvo Lydia Lozano, ya que, a su parecer, no se ha volcado lo suficiente. Apenas le ha escrito y eso lo considera una muestra de poco interés. Padilla no ha querido caer en falta, y, cuando el padre ha podido y ella no ha tenido ni programa ni grabaciones de ‘La que se avecina’, se ha acercado hasta el hogar del madrileño.
La presentadora fue la encargada, semanas atrás, de anunciar el regreso a España del colaborador, que había partido de manera presurosa a Estados Unidos donde nacieron las niñas de manera prematura.