Antes de que se asomara a nuestras pantallas a través de GH17, Fernando ya había pisado los platós de Telecinco dos años antes. Lo hizo en 2014, en abril, cuando se presentó como posible príncipe azul para Aguasantas, que por entonces ejercía de tronista tras su ruptura de Manuel Cortés, hijo de Raquel Bollo.
Fernando, en su entrada al programa de citas, contó a la tronista que era andaluz como ella, pero de San Lúcar de Barrameda. Aseguró que era empresario (“tengo una empresa de flyboard”), que tenía 24 años y que con su última chica la relación fracasó por los kilómetros que los separaban. Todos estos datos no eran suficientes para la joven, que miraba recelosa a su pretendiente. Su físico y forma de vestir parecía no convencerle, y a su hermano, Maikel, que ejercía de consejero, tampoco. “Para mí es un poquito ‘viejito’”, opinaba los chinos azules y de su camisa de cuadros.
Nagore descubrió un talento que, por ahora, mantiene oculto en la casa de ‘Gran Hermano’: canta. Bueno “canturrea”, como él puntualizó. De lo más venido arriba, se animó y dedicó a la tronista un sentido “bésame, bésame muuuucho”. La asesora del amor, tras escuchar el arranque artístico del joven, convenía “menos mal que ya te había sentado en la silla, si te llega a escuchar antes no lo hace”. Él se limitaba a poner carita de circunstancia, pensando, como todos hacían, que su sitio no estaba en el plató de Emma…
No enamoró a Aguasantas, pero consiguió retornar a Telecinco, esta vez como inquilino de la casa más vigilada, y, de paso, vivir un tonteo con Clara mientras tiene novia fuera. Una novia, que, por cierto, se negó a cogerle el teléfono cuando la llamó desde la casa. ¿Será que le había oído cantar?