Mónica Naranjo tiene una preciosa espalda por la que directamente le resbala el bombardeo de críticas que recibe cada lunes por la noche desde que es miembro del jurado de 'OT 2017'. Aunque es una mujer de armas tomar y da la impresión de que ella sola se vale para pegar cortes con solo una imagen (controvertida, pero contundente), cuenta con el mejor defensor mientras está concentrada en el directo del reality musical que es la sensación televisiva del momento. Su marido y representante, Óscar Tarruella, se ha erigido como su caballero andante en Twitter y ha contestado a todos los 'haters' con educación, sin despeinarse y sin perder el estilo.
Cada vez que Roberto Leal presenta a Mónica en plató, sí que es cierto que arranca mensajes fantásticos sobre las personas que la admiran, pero también despierta lo peor de cierto sector de la audiencia con perfil en la red social del pajarito. Que si su seguridad, que si sus valoraciones, que si los cascos por los que escucha las actuaciones de los trinfitos... Todo se convierte en motivo criticable. Y, generalmente, muy gratuito. La 'pantera de Figueres' les ha ido respondiendo al día siguiente de cada gala, creando una gran controversía hace unos días, con una polémica foto-dedicatoria en la que simula estar haciendo sus necesidades. Esta semana, Mónica ha podido relajarse, pues no lo ha necesitado. Su marido lo ha hecho por ella y no podemos ser más 'fans' de sus respuestas.
Ni un "y tú más" ni un bloqueo ni un insulto. ¿Para qué cuando puedes contrarrestar todas las críticas con mensajes positivos y ejemplos del cariño que recibe la cantante por la calle? Y es en lo que se ha concentrado el ex Mosso d'Esquadra en resaltar las situaciones buenas que genera su mujer gracias a su talento y a mucho trabajo duro.
Ellos, que se conocieron en las circunstancias vitales más complicadas, está claro que no se van a dejar amargar por mensajes exaltados que Óscar ha reducido, sin que le falte razón, a esta reflexión: "Twitter no es el reflejo de la mayoría de hogares. Es una pequeña parcela”.
Si en 2003 Tarruella la salvó de unos ladrones que entraron a robar en su casa (un momento de auténtico peligro que no pudo ser más oportuna para la futura pareja), ¿cómo no iba ahora a salir a dar la cara por la mujer que más quiere?