Un año más la ciudad de los Ángeles se convierte en el epicentro de la moda y del cine. La 90º edición de los premios Oscar se celebra en un momento en el que las reglas del juego en Hollywood han cambiado. No obstante, los escándalos sexuales que han azotado la meca del cine, como el de Harvey Weinstein, y el movimiento Time's Up, nos han mostrado el lado menos amable de esta industria que nos embelesa a nivel mundial con sus historias y con su alfombra roja, todo sea dicho de paso.
Ya lo decía Salma Hayek a su llegada a la red carpet: "Estoy muy orgullosa de formar parte de un movimiento que hace que las mujeres lo tengamos más fácil a todos los niveles a partir de ahora. De hecho, mi hija ya se considera así misma una feminista". Aunque este año los Oscar tienen un gran mensaje social y político (el hecho de que Donald Trump sea presidente del país tampoco es que guste a la industria del cine), sus estrellas han brillado en la alfombra roja tanto o más como en anteriores ediciones.
Paz Vega ha sido la primera española en pisar la alfombra (como viene siendo habitual), mientras que el deporte español también ha tenido una representante: la tenista Garbiñe Muguruza. Otros, como el cantante David Bisbal, se han trasladado hasta Los Ángeles para asistir, cuidado ahí, a la fiesta que organiza Elton John para ver la ceremonia. Eso es nivel y lo demás son tonterías.
Por cierto, al contrario que en los Globos de Oro (en el que todas las celebrities vistieron de negro), en la alfombra roja de los Oscar hemos podido ver un festival de color y estampados que han hecho que Hollywood recupere algo de ese glamour dorado de los años veinte y treinta.