Nada de camisón: éste ha sido el auténtico 'look' para dormir de Terelu

En sus primeras horas dentro de la casa, la hemos visto meter bronca a los chicos, mover la cama, llevar a cabo sus costumbres... y con esta guisa

La semana que va a estar dentro de la casa nos va a saber a poco. Lo supimos ayer con los 'cupcakes' para arriba, 'cupcakes' para abajo. Y lo hemos constatado al ver las imágenes del primer amanecer de Terelu dentro de la casa de Guadalix. Su ropa de cama está lejos de igualar el pijama de leopardo lila de Belén Esteban y del colorido de Emma Ozores, que causó sensación la primera noche de esta edición. Sin embargo, amamos a Terelu, sabemos que, como siempre, se mostrará tal y como es, sin trampa ni cartón, y nos despierta interés todo lo que haga o diga. ¡Y eso las 24 horas del día! Éste sí es el regalo que esperábamos de los Reyes Magos.

Aunque le dijo a Jordi González que lo suyo es más el camisón, en realidad, lo que Terelu ha metido en la maleta ha sido un pijama y un albornoz con el que se ha paseado, tan rícamente y demaquillada, por su hogar durante estos días. El pijama camisero de estampado jaspeado oscuro y, para no pasar frío, un albornoz en un alegre fucsia que nada más verlo parece muy gustoso al tacto.

La nueva jefa de cocina ha hecho buenas migas con Irma Soriano, con quien ha recordado anécdotas de Jesús Hermida, el hombre que hizo que se conocieran. No tan buen rollo ha tenido con los chicos, a los que ya les ha empezado a decir que no aguanta ver la tapa del inodoro levantada y las puertas de los armarios de la cocina abiertos. Terelu ha entrado con fuerza y dispuesta a hacerse respetar, a pesar de que no acabe de entenderse aún con la vitro.

Por otra parte, también hemos podido ver otras de sus manías. Unas que ya conocíamos, como la de colar la leche. Terelu se había dejado el colador en casa pero por suerte en 'GH VIP' hay de todo y la cocina está equipada con todo lo que necesiten. A la colaboradora de 'Sálvame' y 'Qué tiempo tan feliz' no le ha congratulado la situación de su cama y, con la ayuda de Sergio Ayala, la ha llevado más cerca de la puerta de la habitación. Aún así no parece que la noche la haya pasado del todo bien, pues no se acaba de acostumbrar al micro que debe llevar en todo momento ni a la luz (para ella excesiva) que entra en la estancia durante la noche.