Zoom a la cara de Isabel Preysler, por favor. A la de carne y hueso, queremos decir. La filipina ayer descubrió su propia figura de cera, para la que ha cedido un bolso, el vestido y los zapatos, y todavía tiene que estar recomponiéndose del susto. ¿Se parece? Pues sí, sí se parece… aunque el ‘charm’ de la madre de Tamara Falcó es muy difícil de replicar.
Isabel, educadísima, sonreía y posaba al lado de su figura como si fueran las Gemelas de Sweet Valley (ponemos este ejemplo porque han sido las gemelas que menos se han parecido de la historia), pero cuando se separaba de ella la miraba con cierta extrañeza. “¿Así se me queda el pelo? ¿Es esa mi postura, como cansada de la vida? ¡Con lo recta que yo camino siempre!”, parecía pensar. Y no la culparíamos porque, aunque no es la figura que menos se parece (¡hola estatua de cera de la princesa Leonor!), tampoco es que parezcan clónicas.
Mario Vargas Llosa, que la acompañó al evento, miraba divertido la creación. Él también tiene la suya propia en el museo y, de hecho, a partir de ahora las dos figuras estarán ubicadas juntas en la misma sala, en concreto, la que este centro dedica a los grandes amantes de la historia, real o de ficción, donde las representaciones de Romeo y Julieta ocupan el eje central, y donde antes estaban los ‘brangelina’, que serán sustituidos por los ‘mariobel’. Para ello, le han cambiado el brazo a la figura de Mario y le han puesto uno que permita abrazar a su actual pareja.
En total, el museo ha tardado casi un año en tener la figura lista para este gran día, y, para ello, como suelen hacer, han tomado todas las medidas pertinentes para que la recreación en cera fuera lo más exacta posible. Ojalá, ahora, una vez que han terminado con la de la madre, empiecen con la de hija. No podemos esperar a tener una Tamara de cera con la que fotografiarnos sin parar cada vez que visitemos la galería.