El prematuro adiós de Pablo Raéz nos ha dejado a todos consternados y, desde que falleció el pasado sábado, no ha parado de recibir el sentido homenaje y gestos de admiración de todo el mundo. El coraje con el que se enfrentó a su leucemia y la iniciativa con la que ha conseguido que se multipliquen exponencialmente las donaciones de médula ósea le valían la medalla de la ciudad de Marbella. El deseo de Pablo hubiera sido ir a recogerla personalmente, sin embargo la enfermedad acabó truncando sus planes cuando solo contaba con 20 años. Aún así, convertido en símbolo, la lucha continúa y la forma en que ha conseguido sensibilizar a todos perdurará por siempre. Como decía el alcalde de Marbella, José Bernal, en la emocionante ceremonia celebrada ayer en memoria de Pablo, ya pueden entregarle todos los premios y distinciones del mundo, que “no hay mejor homenaje para Pablo que donar”.
El Teatro Municipal de Málaga estaba hasta la bandera. Francisco y Rosamary, los padres de joven, acudieron acompañados de su hija Esther y de la novia de su hijo, Andrea. Todos visiblemente conmocionados y compungidos por el duro golpe que ha supuesto perder a Pablo y empezar a hacer la vida sin él, fueron reconfortados por todas las personas que quisieron acompañarles en este trance y rendir honores a quien ha dejado una huella enorme en todos ellos.
La hermana de Pablo era la encargada de recoger la medalla y pronunciaba un discurso con el que muchos no pudieron contener las lágrimas y que se llevó ovaciones y largos aplausos. Con gran entereza y serenidad, Esther recordó a su hermano: "Mi hermano hablaba con la sonrisa. Transmitía mucha calma y muchísima alegría. Y eso es lo mejor que voy a recordar de mi hermano". La joven no ha eludido hablar de los malos momentos y ha dicho que le va a costar "mucho olvidarme de los momentos malos y de los momentos en los que le he visto sufrir tanto y del último día que también fue muy duro". Definitivamente ha sido "el peor periodo de mi vida y, quizá, de la de mis padres". Pero también le ha recordado con cariño, por todo el amor que ha compartido con él y por todo su legado: "Vamos a sufrir un período muy difícil, pero siempre vamos a querer a mi hermano. Solamente se olvida a una persona cuando se la deja de querer y eso es imposible, porque todos los que estáis aquí estoy segura que sentís algo por mi hermano, porque os ha removido algo. Mi hermano ha dejado un legado y es que la donación de médula es muy importante".