La situación real de Carlota Casiraghi: por qué está a la gresca con el padre de su primer hijo y qué motivó su ruptura con el del segundo

Algunos medios señalan que la hija de Carolina de Mónaco, que en su día fue apodada 'la princesa filósofa', lleva un tiempo dejándose querer por un novelista francés

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 23 de noviembre de 2024, 15:00

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Carolina de Mónaco pasará a la historia como una de las princesas europeas más enamoradizas y disfrutonas. Aunque también apunta maneras su hija Carlota Casiraghi, fruto de la relación que mantuvo con el empresario italiano Stefano Casiraghi. La joven tenía apenas cuatro años cuando, en octubre de 1990, su padre, tan apasionado por su familia como por las regatas en alta mar, perdía la vida en un accidente motonáutico. Tras la tragedia, se instaló con su madre y sus dos hermanos (Andrea y Pierre Casiraghi) en Saint-Rémy-de-Provence, donde acudió a la escuela del pueblo, hizo algunos amigos y descubrió su pasión por la equitación.

Después pasó a estudiar en el Liceo de Fontainebleau, una ciudad cercana a París donde su madre se instaló tras casarse con el aristócrata alemán Ernesto de Hannover y ella cuidó de su pequeña hermanastra Alexandra de Hannover. Y ya algo más adelante, tras suspender por los pelos el examen de acceso a la elitista École Normale Supérieure francesa, se matriculó en la Universidad de La Sorbona para estudiar Filosofía, su otra gran pasión. "No ocurrió de un día para otro. Son muchas las cosas que me llevaron a apasionarme. De alguna manera siempre tuve la sensación de afrontar la gran fragilidad existencial que todos afrontamos", explicó una vez al respecto.

El primer hombre que le robó el corazón, a la tierna edad de 18 años, fue Felix Winckler, hijo de un banquero belga. Su romance duró tres años y, después de que la cosa terminara, más concretamente en el verano de 2007, cruzó su camino con el de Alex Dellal, hijo de un empresario inglés de origen iraní. De su mano comenzó a dejarse ver en las fiestas de sociedad de París, Londres, Nueva York y Mónaco, y junto a él apareció en julio de 2011 en la boda de su tío Alberto II, príncipe soberano de Mónaco, con el que se lleva bastante bien. Poco después de este gran evento, Carlota fue invitada a casa de uno de sus amigos para tomar un café. Entre los invitados estaba el cómico y actor Gad Elmaleh, con el que surgió un flechazo.

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Un nuevo desengaño

A finales de 2013, la pareja, que nunca llegó a pasar por el altar, dio la bienvenida al mundo a un niño llamado Raphaël —Carlota les pidió a sus tíos Alberto y Charlene que asumieran el papel de padrinos de la criatura, lo que da muestras de su buena relación con ambos—. Sin embargo, a Gad le costó encontrar su sitio entre los Grimaldi y su historia de amor llegó a su fin en 2015. Tras la ruptura, el cómico se marchó a Estados Unidos, dejando a su ex sola al cuidado del hijo que habían tenido. Esto, unido a la puesta en marcha de un espectáculo humorístico donde el susodicho hacía chistes sobre la corte monegasca y a sus discrepancias en lo relativo a la educación de Raphaël, generó cierto mal rollo entre ambos.

En cualquier caso, no tuvo que pasar mucho tiempo tras la ruptura para que la apodada 'princesa filósofa' (aunque en realidad no ostenta ningún título aristocrático) encontrara sustituto: el director italiano Lamberto Sanfelice, por quien cambió París por Roma. Aunque este noviazgo tampoco salió bien, y Carlota se concentró por un tiempo en su hijo, sus compromisos y sus apariciones. Y luego apareció en su vida el productor francés Dimitri Rassam, hijo mayor de una de las mejores amigas de su madre, la actriz Carole Bouquet, que para muchos tenía pinta de convertirse en el definitivo. Con Rassam tuvo en 2018 a su segundo hijo, Balthazar, y se casó en junio del año siguiente en un pequeño pueblo de la Provenza francesa. 

Pero, a principios de este mismo año, la prensa francesa publicó que el matrimonio, en el que no faltaron las crisis, había llegado definitivamente a su fin. Algunos decían que la ruptura se había producido por la gran carga de trabajo del productor de cine. "Se pasa el día trabajando, no tenían vida familiar y eso era algo muy pesado para ella", apuntó al respecto una persona cercana a la pareja. Otros, en cambio, comentaban que la relación se fue al garete debido a la incompatibilidad de caracteres de ambos.


Su relación actual

"Cuando alguien está sufriendo, no hay mucho que puedas hacer, excepto estar ahí y asegurarle tu amor", se limitó a señalar la madre del productor. Sea como fuere, parece ser que los protagonistas afrontaron su separación de una forma amistosa. Aunque sigue sin estar claro del todo si Rassam seguirá adelante con esa franquicia cinematográfica sobre los orígenes de los Grimaldi que se traían entre manos el susodicho, Andrea Casiraghi y Beatrice Borromeo, esposa de Pierre. 

Con proyecto audiovisual o sin él, la nieta de Raniero y Grace Kelly se ha aferrado a aquello de 'un clavo saca a otro clavo' y, desde hace unos meses, se deja querer por Nicolas Mathieu, un novelista francés de 45 años, ocho más que ella, con el que comparte su amor por la cultura. 

Cabe recordar que, además de participar en ciertos eventos vinculados a la familia real monegasca, como el tradicional Baile de la Rosa, y de convertirse en embajadora oficial de Chanel, la joven de 38 años llegó a fundar con varias amigas una revista de moda y desarrollo sostenible, y hasta escribió un libro de filosofía junto al pensador Robert Maggiori. Fue precisamente el italiano quien la ayudó a fundar los 'Encuentros filosóficos de Mónaco', que durante todo el año organizan talleres, charlas y presentaciones sobre filosofía.

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