Un inmenso halo de misterio continúa flotando sobre la muerte de Diana de Gales casi 22 años después del trágico suceso. Hace unos días se conocía la triste noticia de la muerte de la sobrina de una de las mejores amigas de la princesa, Jemima Goldsmith. La joven, de quince años de edad, fallecía en un accidente de quad en una de las fincas de sus padres Ben Goldsmith y Kate Rotschild.
Pero esta no ha sido la única tragedia que ha rodeado al círculo más íntimo de Lady Di en el aniversario de su muerte. Tal y como han publicado algunos diarios ingleses, hace dos años Alexandra Loyd, la que fue una de las asistentes de Diana y amiga desde la infancia, perdió a su hijo de 19 años de manera repentina. El joven Harry, tocayo del hijo menor de la princesa, falleció el verano de 2017 mientras trabajaba como instructor de submarinismo en la isla griega de Zakynthos. Su cuerpo fue hallado en el fondo marino a unos treinta metros de profundidad tras lo que parecía haber sido una inmersión libre.
El suceso, que en su día no tuvo la investigación pertinente, acaba de reabrirse para intentar esclarecer desde la corte del forense de Westminster las causas reales de la muerte del joven, a la que acudió Alexandra acompañada de su marido. De momento se han descartado la presentación de cargos al hotel en el que trabajaba Harry, ya que el suceso tuvo lugar durante un descanso y por voluntad propia de Harry. Sin embargo, la familia está a la espera de los resultados finales para obtener respuestas a una tragedia que lleva dos años sin resolverse.