La de Alberto y Charlene de Mónaco fue una de las bodas reales más sonadas de la historia. Se han escrito muchas teorías e historias sobre el enlace y los días previos a éste, cuando la ex nadadora sudafricana desapareció y cundió el pánico en la residencia monegasca por ello. Las lágrimas de Charlene, un beso en el que Alberto abría los ojos... Sin embargo, la pareja continúa unida después de cumplir ocho año de casados, un matrimonio que ha dado sus frutos: los pequeños Jacques y Gabrielle.
Recién estrenado el octavo aniversario del enlace ha salido a la luz un curioso detalle de la boda religiosa que, a pesar de que para la princesa fue un momento de nervios absolutos, pasó completamente desapercibido para asistentes y medios de comunicación. Según ha confesado Charlene, en el momento del intercambio de anillos, los nervios y la tensión que vivió le hicieron equivocarse de mano a la hora de colocarle la alianza al que sería su futuro esposo.
"Estaba tan absolutamente agotada que cuando nos pusimos los anillos, yo que estaba tan nerviosa, vi que se lo estaba poniendo en la mano equivocada. Creo que Alberto intentó corregirme y avisarme de que era en la otra mano". En ese momento yo pensé: "Oh Dios, me gustaría que me lo hubieras dicho antes ¡Iba a por la mano equivocada! Desearía haberlo hecho mejor después de todo lo que he aprendido. Fue estresante, mucha presión", confesaba la princesa.
El tener que lidiar con todas las conjeturas que se hicieron de ella días antes de su boda con Alberto fue un martirio para la princesa. La presión fue enorme y ella, sin duda, se vio enormemente afectada por ello. Como ella misma reconoce, la boda religiosa no fue como ella esperaba. Demasiado multitudinaria y muchos nervios. Por el contrario, durante el enlace civil del día antes, la pareja estuvo más tranquila y relajada gracias al ambiente más íntimo y discreto que pudieron vivir.