Hoy Carlota Corredera ha vivido su ‘bautizo de fuego’ en ‘Cámbiame’. Es cierto que la presentadora se enfrentó a su primer día en el programa hace unas semanas, pero hoy ha vivido el momento de mayor tensión hasta la fecha: el abandono de la participante que iba a ser cambiada.
Todo empezaba con Maite, una barcelonesa que deseaba “un look de nivel porque quiero encontrar una pareja de alto standing”, rezaba su presentación. Tras la puerta aparecía una mujer rubia, chispeante, que no quería “ser una chica en serie”. Buscaba diferenciarse del resto de compañeras de los clubs sociales y ecuestres y que los estilistas la hicieran soñar. Al principio todo eran risas, Natalia parecía encantada con ella, a pesar del tono superficial de su discurso, pero ella sostenía que era “pura”. A pesa de la emoción de Ferviú, Cristina confesaba no estar tan segura de si le caía bien pero prometía hacerle un cambio impactante.
Maite no se dejaba conocer. Ante Rodríguez, un muro impenetrable de historias inconexas que perdían completamente a la estilista. La cambiada decía de sí misma que era snob y elitista, y reconocía no tener muy claras las edades de sus hijos, “sus ositos”. No quería desvelar su edad, ni tampoco si había pasado por las manos de un cirujano. Muro tras muro que la nominada a mejor vestuario (¡por dos films!) de los Goya 2016 se veía incapaz de derribar.
El tema de los ‘retoquitos’ ha sido uno de los que más ha molestado a Maite, que insistía en repetir que lo suyo era “genética”. ¡Já! La experta en moda, con la mosca detrás de la oreja, consultó a un cirujano que de un rápido vistazo al rostro de Maite extrajo que tenía hecho: una rinoplastia, rellenos en labios, pómulos y en los surcos, además de haber corregido arrugas. Vamos, retoquito no, RETOCAZO.
Mientras, en plató, Corredera tragaba saliva. “Me impresiona un poco decir esto, porque no se si había pasado antes, a estas horas de la tarde todavía no sabemos si va a haber cambio”. A ella no le había pasado pero a Pelayo sí. Una de sus cambiadas, ya con el cambio hecho, se negó a salir en público y acabó marchándose. Maite ni si quiera ha llegado a hacérselo, puesto que el drama vino en peluquería. La barcelonesa no quería cortarse nada del cabello, se lo había jurado a sus hijos (explicadnos qué clase de juramento es ese cuando vas a ‘Cámbiame’). Una de las responsables del equipo de peluquería ha procedido a hacer su trabajo que no era otro que cambiar a Maite (recodemos: A LO QUE ELLA HABÍA IDO AL PROGRAMA) y se ha armado el lío. La rubia, tras escuchar las tijeras sobre su melena, ha recogido muy digna y se ha marchado pidiendo respeto y dejando plantado a todo el equipo del programa. Cristina en plató explicaba la verdad de lo ocurrido. “Ha sido un jaleo. Ha llegado a las 7 de la mañana sin haber dormido, agotada. Supongo que como no estaba como tenía que estar, no estaba en condiciones, pues estaba de mal humor, todo le parecía mal y pensaba que todos la estaban tratando mal… y al ir a cortarle el pelo ella ha dicho que no”. Y tan contrariada estaba que ha terminado cogiendo su look de una tienda ‘no en serie’, y su trasquilón y se ha marchado a casa. Ese corte de pelo, tan… desigual sí que es exclusivo, ¡enhorabuena, Maite has logrado tu objetivo!
Los estilistas y la presentadora se han negado a quedarse sin el cambio y Natalia, ni corta ni perezosa, ha desfilado con el look que Cristina y el resto del equipo había preparado, un gesto que ha emocionado a Carlota. “Os voy a decir una cosa, el día que yo llegué, Cristina nos cogió de la mano y dijo que éramos una familia. Hoy me habéis demostrado que los somos y en familia hemos salvado el programa”.