El carísimo estilismo de Magdalena de Suecia que ha enfurecido a los animalistas

La princesa eligió para el bautizo de su sobrino, el príncipe Gabriel, un atuendo que ha despertado la polémica por su excesivo precio

Actualizado a 5 de diciembre de 2017, 15:23

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La ocasión era perfecta para lucir las mejores galas. Los príncipes Carlos Felipe y Sofía de Suecia bautizaban a su segundo hijo, Gabriel, y toda la Familia Real acudía a la ceremonia para arropar a los orgullosos padres y al pequeño. El problema llegó después, cuando el estilismo que eligió la princesa Magdalena se convirtió en objeto de todas las críticas. Ya no solo por su desorbitado precio, sino también por haber un abrigo de piel de cordero...

Sin duda, Magdalena de Suecia no esperaba convertirse en lo más comentado del último bautizo de la Casa Real sueca. El motivo fue, precisamente, la elección de su vestuario. Aunque tampoco pasó desapercibida su asistencia en solitario, sin sus hijos Leonor y Nicolás. Al parecer, el avanzado estado del embarazo de la princesa podría haber sido el motivo para dejar a los pequeños en casa. Con todo, no se ha emitido ningún comunicado oficial al respecto.

Lo que acabó causando sensación, y no para bien, fue el look valorado en más de 20.000 euros que Magdalena eligió para la ocasión. La princesa confió en la firma Valentino, como ya hizo el día de su boda y en los bautizos de sus hijos. El vestido, con estampado en rojo y verde, alcanzó los 5.614 euros, mientras que el abrigo de piel de cordero persa rosa estaba valorado en 14.510 euros. En total, 20.124 euros.

Y todo sin contar los zapatos de Gianvito Rossi, la cartera de mano, el tocado y los pendientes de diamantes y perlas. Claro, semejante dispendio ha levantado una buena polvareda. Pero no queda ahí la cosa. Los animalistas han calificado a la princesa de 'irresponsable' por haber elegido un abrigo de piel. Uno, además, confeccionado con el pelo de corderos que son sacrificados cuando tienen entre 3 y 6 días de vida, según han denunciado asociaciones suecas.

Y para que os hagáis una idea, este es el estilismo en cuestión. El que ha generado tantísimos dolores de cabeza a la princesa sueca:

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