La cantante Alaska, el fichaje fallido de Cristina Cifuentes para la Comunidad de Madrid

A propósito del reciente nombramiento de su amigo Màxim Huerta como nuevo ministro de Cultura y Deporte, ha revelado los deseos de Cifuentes antes de dimitir

Alaska

¡Boom! Menuda bomba ha soltado Alaska en la presentación de este jueves de la nueva temporada del reality 'Alaska y Mario'. A propósito del reciente nombramiento de su amigo Màxim Huerta como nuevo ministro de Cultura y Deporte, la cantante ha revelado que también ha estado a muy poco de ocupar un cargo político. Antes de que los escándalos la obligaran a dimitir de su cargo, Alaska estuvo en los planes de Cristina Cifuentes para ocupar un puesto de responsabilidad en el gobierno de la Comunidad de Madrid. En el caso de haberse materializado la propuesta, Alaska ahora mismo sería nada menos que consejera de Cultura.

Animado por su marido, Mario Vaquerizo, Alaska contaba cómo surgió esta posibilidad de reconducir su carrera hacia la política:

Mario Vaquerizo: Yo a Màxim ahora lo admiro más. Porque a mi me llaman para ser Ministra de Cultura y a mí me entra un come-come… No sabes tú la responsabilidad que implica todo eso. Yo admiro a la gente que está segura de sí misma y que quiere llegar a ser Ministra de Cultura. Fíjate que a Olvi se lo ofrecieron ¡y dijo que no!
Alaska: Pero no era nacional, sino en la Comunidad de Madrid...

La cantante de Fangoria también ha explicado qué pesó tanto para rechazar la propuesta de Cifuentes: "Yo dije no porque no me siento capacitada mental ni emocionalmente, no sé si intelectualmente –te lo digo con todo el morro–, para ese puesto". Alaska fue consciente en todo momento que aceptar una responsabilidad de ese tipo, implica un gran desgaste y ha confesado que no siente que tenga vocación: "Todo esto requiere estar oyendo cosas mientras tú tienes que quedarte parada… Yo además no tengo vocación de servicio publico al ciudadano, tengo vocación de servicio público a mí y al mundo que me rodea". Asimismo, ha puesto un ejemplo muy ilustrativo de que sus criterios posiblemente sean demasiado personales como para representar a una mayoría: "Si a mí me gusta un salón rosa, no puedo imponer a la gente un salón rosa. Estar en política es más complicado de lo que parece porque el que gobierna gobierna para todos, pero ¿según su criterio o según el de los demás? Yo, eso no lo quiero".

Casos como el de Màxim o el que pudiera haber sido el de Alaska si se hubiese convertido en consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, parece revelar un síntoma que podría convertirse en algo habitual: el salto de personalidades relacionadas con el mundo del espectáculo a la política. Un aspecto que es más habitual en países como Estados Unidos, donde han tenido un actor como presidente (Ronald Reagan) y ahora a Donald Trump, un empresario que llegó a tener su propio reality.

Alaska y Mario Vaquerizo