La tormenta sentimental ha aterrizado en la vida de la extenista Arantxa Sánchez Vicario para quedarse. Al menos, en los próximos meses -tal vez, años-. Su separación de Josep Santacana, con demanda de divorcio presentada en Miami e intención de asumir la custodia de los dos hijos en común, han dejado a la deportista totalmente destrozada. Mientras trata de recomponer su vida, Arantxa se ha trasladado a un apartamento situado en una de las zonas más prósperas de la ciudad. Un 'pisito de soltera' de lujo a más de 3.000 euros al mes...
La separación de Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana se ha convertido en el bombazo de la temporada. Tras haberse enfrentado a toda su familia, tomando parte por el que era entonces su pareja, la tenista se ha encontrado en el peor de los escenarios. Alejada de su madre y hermanos -aunque parece que ha retomado el contacto-, en pleno proceso de divorcio y con una intención de solicitar prisión preventiva contra ella por parte del Banco de Luxemburgo debido a un supuesto alzamiento de bienes derivado de una deuda impagada de más de 7 millones de euros.
La tenista, mientras tanto, ha decidido cambiar de residencia e instalarse en un apartamento en el Midtown de Miami. Concretamente, en un edificio de alta gama conocido como '4 Midtown'. Allí pudimos ver instalado al reportero de Sálvame, Juanjo Perona, informando de las últimas noticias sobre el devenir sentimental de la tenista. Ahora, además, también podemos contemplar los impresionantes interiores del edificio. Un enorme complejo acristalado con piscina, gimnasio y unas vistas de las de quedarse con la boca abierta.
Sánchez Vicario dispondrá de acabados de diseño, ventanales desde los que ver el mar, enormes balcones, electrodomésticos de alta gama, piscina, jacuzzi, jardín y hasta una pista de tenis. Y todo por, según indica el portal Jaleos, por 3.200 euros al mes. Un misterio si tenemos en cuenta que, por el momento, la tenista tan solo dispone de su sueldo en un club de tenis donde, aseguran, cobra unos 3.000 euros mensuales. Las cuentas, desde luego, no dan...