Los Reyes han vuelto a abrir las puertas del Palacio Real para sus invitados más ilustres en el tradicional besamanos celebrado tras el desfile militar por motivo del Día de la Hispanidad.
Entre los VIPS ha habido un color predominante: el blanco. La ‘otra reina’, la de las mañanas, Ana Rosa Quintana, llegaba al palacio con un vestido tipo americana, cruzado, con solapas y botones dorados. Rompía la pureza del estilismo las sandalias de tacón rojo amapola. Por su parte, la ‘reina de los magacines’, María Teresa Campos, sorprendía con un estilismo modernísimo. Un vestido ajustado, por las rodillas y con una sugerente banda transparente a la altura del muslo. Sobre uno de sus hombros, una enorme estrella estilo rockero.
Pero el ‘disgusto’ de la velada no nos lo daba ninguna de ellas, sino Bigote Arrocet. El novio de María Teresa ha vuelto a sus viejas costumbres, es decir, a los tintes. Oh no. El humorista ha regresado al color rubio cobrizo y ha dicho adiós a sus canas naturales, esas con las que todos le vimos impresionante a su vuelta de ‘Supervivientes’. Pues se acabó el ‘zorro plateado’, ha regresado su habitual imagen pajiza.
Estas dos ‘reinonas de la comunicación’ han puesto la nota de color en una recepción que ha sido de lo más sobria y discreta, empezando por los looks de los propios Reyes. Doña Letizia se decantaba por un color oscuro, el gris marengo, en un conjunto con falda de vuelo y americana ajustada; mientras que Don Felipe ha lucido un traje azul marino con corbata roja.
Ambos monarcas se han enterado en pleno besamanos de una trágica noticia: uno de los aviones que han participado en el desfile, un Eurofighter, ha sufrido un accidente al regresar a su base. Este ha acabado estrellándose y el piloto que lo conducía, el capitán Borja Aibar, ha perdido la vida.