Es el hermano de una de las mujeres más famosas de nuestro país, tuvo una carrera musical, su nombre siempre sale en las entrevistas con miembros de su familia, pero, a pesar de todo esto, Agustín Pantoja no es un personaje público.
Así lo ha estimado el Tribunal Supremo en una sentencia que advierte de la condición de persona anónima de la mano derecha de Isabel Pantoja. Agustín, desde ahora, puede respirar tranquilo, ha dejado de ser un personaje popular en la sombra, para estar completamente amparado por el paraguas de la anonimidad, tal y como informa Beatriz Cortázar en ABC. Algo que, sin duda, le beneficiará a la hora de enfrentarse a los procesos judiciales que tiene abiertos con distintas personas que han hablado sobre él y considera que han atentado contra su honor, como es el caso de Pepi Valladares, extrabajadora de Pantoja y uno de los mayores azotes de la familia.
Según la sentencia, que da la razón a Agustín y se la quita a Pepi, “los hechos que se relatan carecen de interés público, no forman a la opinión pública ni añaden nada a las esencias de las libertades públicas; el actor no es un personaje público que deba soportar un plus de intromisión en su vida, intimidad y honor, no se prodiga en la “prensa rosa”, su presencia es absolutamente secundaria como hermano de Isabel Pantoja y encargado temporalmente de sus asuntos; aunque el demandante fuera un cantante en los años 80, eso no menoscaba su derecho a prohibir ni su derecho a no ver perturbada su intimidad; la manifestación que hace la condenada de que al actor le gustaría vestir bata de cola es una alusión velada a la intimidad por quererse vestir como mujer”.
Queda clarísimo. A partir de ahora, Agustín Pantoja luce una capa de invisibilidad. A ver si los miembros de su familia también se enteran de que la lleva.