Como todos habéis visto, esta semana ha terminado mi aventura en ‘Bake off: Famosos al horno’. Ha sido una de las experiencias más estupendas que he tenido al final del año pasado y en el principio de este 2024 porque cuando uno cree que lo ha hecho casi todo, de pronto ve que hay cosas que no ha hecho en su vida. Siempre me gusta conocer e ilusionarme en mi trabajo. Eso es lo bueno, por ello me siento una privilegiada, por hacer lo que creo que sé hacer y que me gusta: hacer televisión.
Necesitaba no pensar
En esta aventura he alucinado con mis caras. Creo que nunca me he visto con tanta cara de miedo en mi vida. Y era real, porque ya no es que una cosa esté mejor o peor o hecha, de una manera o de otra, sino que el pánico que siempre he tenido es no ser capaz de presentar el plato que tienes que hacer, en este caso la tarta o el postre al que me he comprometido. Por eso, a veces, me censuro a mí misma. Mi responsabilidad me impide relajarme y pensar que no pasa nada. Hay un trabajo, un equipazo detrás y tomarme las cosas a guasa no va conmigo, pero me río de mí misma, por esas ca- ras que os decía que pongo. Hay cosas que vienen en tu vida en el momento más necesario y ‘Bake off’ apareció cuando más lo necesitaba. A principios de diciembre, casi en plenas navidades, empezamos a grabar. Yo necesitaba ese apoyo psicológico y era el no pensar. Tener mi mente ocupa- da durante tantas semanas y en plena época navideña fue, sin lugar a dudas, una grandísima medicina para mí. El no tener ni un segundo de tu vida, el levantarte a las 5:15-5:30 horas todos los días, el volver a casa para sentarte un rato, cenar y meterte en la cama, eso ya os digo que para un ‘vampiro’ como yo es dificilísimo. Mi biorritmo empieza bien a las 19:00 horas. Me he tenido que acostar tomándome una pastilla, lo confieso, porque es inviable que yo me duerma a las 21:30 o 22:00 de la noche. También era hermoso cambiar tu vida de pronto, radicalmente. De ahí me llevo, no solo una experiencia increíble, absolutamente recomendable para todo el mundo, sino que me llevo amigos, que yo creo que es lo más importante. Cuando uno hace un trabajo y ese trabajo conlleva también un sufrimiento, el desconocimiento de lo que tienes que hacer, implica que te apoyes, como lo hemos hecho, muchísimo los unos en los otros.
Orgullosa de 'Masterchef'
Mi debilidad era Rocío Carrasco, eso creo que todo el mundo lo sabe, pero nunca había coincidido trabajando con ella en un programa de televisión y en un concurso de postres. ¡Me ha encantado, mi niña! Me ha gustado mucho estar contigo y sentirte cerca todos los días. ¡Qué trabajadora y qué responsable eres! Te has dejado la piel y eso lo puedo decir yo en primera persona, porque lo he vivido: cómo llegabas reventada a casa y seguías in- tentando estudiar y prepararte para hacerlo lo mejor posible. ¡Enhorabuena! El programa no ha terminado todavía, le queda al menos un mes, pero iréis viendo lo que os estoy contando en estos momentos. Cuando acabó mi participación tuve unas palabras, algunas que otras las he dicho aquí, del momento que apareció ‘Bake off’ en mi vida. Quiero dar las gracias a mi maquilladora Mónica, a Yolanda, que fue mi peluquera un tiempo y a Arantxa, que lo fue al final, a Deby, a Álex el regidor, a los cámaras, a los compañeros con los que hacíamos los totales, la gran mayoría muertos de frío. Y también le doy las gracias a los jueces, por su complicidad y por su ayuda. Mis palabras de agradecimiento hacia ellos han sido USADAS POR OTROS, para arremeter contra un programa de grandísimo éxito en la televisión pública de este país como es ‘MasterChef’. Yo me siento muy orgullosa de pertenecer a la familia de ‘MasterChef’. Mi relación con Pepe Rodríguez, con Jordi Cruz y con Samantha Vallejo-Nágera es impecable, pero me toca las narices que mis buenas palabras a los jueces reposteros hayan sido utilizadas, repito, por otros, para echar mierda sobre un grandísimo equipo. No solo estoy orgullosa de formar parte de la familia de ‘MasterChef’, sino que repetiría ciegamente si mañana me llamasen.
Una mujer muy especial
Esto es por si alguien tiene alguna duda. Y cambiando radicalmente de tema, esta semana he conocido, he visto y he leído el podcast de Vicky Martín Berrocal con Marta Sánchez. Marta para mí es una mujer especial en mi vida. Nos conocemos por nuestra profesión desde hace muchos años. Nos ha unido la lucha contra el cáncer de mama que hacemos con Ausonia todos los años y que ella vivió con la muerte de su hermana. Me habéis escuchado alguna vez, Marta se flagela mucho y en eso me identifico mucho con ella. Me gusta que sea capaz de sacar sus inseguridades, que la gente crea que no es una diva y si lo es, es porque su trabajo es magnífico en la canción. Su voz es increíble y eso la convierte en diva en su profesión. En su vida personal no lo es, es una mujer real, de carne y hueso, con muchos miedos. Cuando la he oído decir que se acostaba con los hombres con el rimmel puesto he dicho: “Madre mía, Terelu, cuántas veces no has querido desmaquillarte...”. Nos hemos creído que nos querían porque éramos guapas y sexys y el día que un hombre te conoce con la cara lavada y te dice: “Así es como verdaderamente estás guapa”. Ese día me cambió la vida. Y os parecerá una frivolidad, pero es la realidad. El día que yo salí con un hombre con deportivas y sin tacones, también me cambió la vida, porque al final, ni somos tan fuertes como aparentamos ni somos tan seguras como creéis. Estamos más llenas de miedo de lo que pensáis.