Tiempo de descuento. Es lo que le queda a Urdangarin para ingresar en el trullo. Iñaki Urdangarin –poca broma–, que estuvo a punto de ser ¡embajador! Un año antes de que se descubriera lo suyo, había planes para nombrarle embajador en un país latinoamericano, porque aunque no tenía la carrera diplomática “la infanta y don Iñaki dan una imagen excelente y moderna de España, y además dominan el inglés”, se escribía en el informe confidencial pertinente: donde se añadía: “Consultados ambos, manifiestan que están deseando servir al país”. ¡Jopé! ¡Nos fue de un pelo!