¡Contenta como una criatura está Paz Padilla! ¡Cómo para no estarlo! ¿No le notáis una sonrisa más abierta, unas bromas más espontáneas, los ojos más brillantes, el gesto más desenfadado y una seguridad en sí misma que antes no tenía?
No, no es que esté embarazada, sino que la buena de Paz, después de diez años de abogados, preocupaciones, noches sin dormir, juicios en primera y en segunda instancia, papeleo y desembolsos considerables, ha salido al fin triunfadora. ¡Y luchaba contra gigantes! ¡Nada menos que la Agencia Tributaria, cuyo meritorio objetivo es defender el dinero de todos los españoles! Pero esta vez, según consta en la sentencia, iba desencaminada y la Padilla no había defraudado. Hacienda le reclamaba un millón de euros por presuntas irregularidades, Paz recurrió dando sus explicaciones y ahora, diez años después, el Tribunal Supremo le ha dado la razón. Ya estás en paz, querida Paz (juego de palabras facilón, pero es que el nombre me lo ha puesto a ‘oeuf’).