Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Es muy raro volver a ser soltero. Lo más complicado es reestructurar tu tiempo libre

Lima fue la segunda galga que llegó a casa. Desnutrida, con el pelo mate, muerta de miedo. Pasó meses corriendo de un lado a otro del jardín ladrando, inquieta, incapaz de permanecer un solo momento tranquila. A saber cómo fue su vida hasta que llegó a la nuestra. Lima es muy mía. Yo llegué a decirle una vez a P. que creía que estaba enamorada de mí y P. se descojonó no por mi afirmación sino por la seriedad con la que la pronuncié. Pues mira, yo sigo pensando lo mismo. Lima es la única que se levanta a recibirme cuando llego de madrugada después de un ‘Deluxe’ o de la gala de ‘Supervivientes’. Los otros me miran con los ojos entornados desde sus camitas, pero Lima me hace fiestas y tengo que estar un ratito con ella dándole mimos hasta que vuelve al sofá. Pero ahora viene lo mejor. Mi habitación está en el primer piso de la casa. Lima era la única que jamás subía porque creo que le daban miedo las escaleras. Pero desde que me he separado ha dejado ese miedo a un lado y no me deja ni a sol ni a sombra. Cuando llego por la tarde de trabajar, subo a la habitación a desmaquillarme, y ella me acompaña para que no esté solo. Ceno y lo mismo, a mis pies. Y en cuanto me siento en el sofá a ver la tele, pega un salto y se acurruca junto a mí.

Así todos los días. Quizás sepa más de mí que yo mismo. Es muy raro lo de volver a ser soltero. Creo que lo más complicado es reestructurar tu tiempo libre. Cuando estás en pareja, sueles quedar con otras parejas. Pero una vez que estás solo se te hace extraño –al menos a mí– seguir siempre ese esquema. Pero lo malo es que tampoco tienes otro grupo en el que dejarte caer porque, con los años, has ido dejando de ver a tus amigos solteros. Cuando estaba con P. pensaba: “Si un día lo nuestro se acaba, haré esto, haré lo otro, saldré por aquí”. Pero ahora que eso ha sucedido, me doy cuenta de que la teoría encaja poco con la práctica. Hay vida más allá de las cuatro paredes de mi casa pero, por ahora, no me interesa.