La primera vez que la vi en persona fue en el Teatro Español, después de disfrutar con ‘Follies’. Estaba dándole la enhorabuena a Massiel por su trabajo en la función y apareció ella. Tras felicitar a Massiel le soltó una frase gloriosa: “Has estado muy bien. Pero si hubieras ensayado un mes más hubieras estado afinadita”. Era una broma, claro. Y todos nos reímos. Me sorprendió esa Charo divertida porque yo la tenía por intensísima.
El domingo la vi también en el Español, esta vez actuando en ‘Ojos de agua’, una función en la que interpreta a la célebre Celestina, vieja y retirada en un convento. Charo López puede hacer lo que le dé la gana en un escenario: desde leer la factura de la luz a recitar la quiniela. Tiene tanto arte que todo lo que suelta por la boca suena a música celestial. Ahora que estamos dándole tanta vuelta a eso de los países y las nacionalidades, Charo López es lo más cercano que conozco a esa definición que se hacía antes de España: Una, Grande y Libre.