Mientras que para Carlos Lozano todos los de ‘OT’ son “guapos guapísimos” o “guapas guapísimas”, para Alejandro Abad existen villanos carcomidos por la envidia. Entiendo que los concursantes ofrezcan una versión almibarada de sus relaciones, pero resulta más creíble la versión de Abad: que algunos no se soportan y mienten de cara a la galería. En realidad, él asegura que no se soporta nadie y que por eso en 15 años no han vuelto a cantar juntos ‘Mi música es tu voz’, pero esa versión me parece un tanto excesiva. Yo sí que puedo decir que he visto a algunos arrugar el morro cuando se les mencionaba a otros compañeros, pero también puedo entender que pese a posibles envidias exista cariño entre ellos.
¿Acaso no se producen serios enfrentamientos en las cenas de Navidad y pese a ello seguimos queriendo a nuestras familias? Sé que tras las palabras de Alejandro los triunfitos cerrarán filas, pero lo que es indiscutible es que el compositor se ha convertido en un personaje digno de tener en cuenta para los programas de entretenimiento bizarro. O sea, para los que presento. Es deslenguado, no tiene pudor y arremete contra todo lo que se le pone por delante con mucha soltura y desparpajo. Transcribo un mensaje que recibí la noche del viernes, mientras Alejandro Abad estaba en su apogeo destructivo: “Este señor está para que lo ingresen, pero lleva razón”. Lo desconcertante es que quien me lo envía controla muchísimo las entrañas más recónditas del mundo artístico.