A falta de muy pocos días para que se celebre el Festival de Eurovisión debo ser de los pocos que todavía no ha escuchado la canción española. Y es un mérito porque los chicos están currándose la promoción de lo lindo. Por cierto, qué típico y tópico lo que les está sucediendo. Primero los elevamos a los altares y a las primeras de cambio los inflamos a hostias.
Ellos están capeando el temporal con una madurez impresionante. Es muy difícil pillarlos en un renuncio porque encajan el impresionante revuelo que arman allá donde se presentan con tanta humildad como profesionalidad. A propósito de la absurda polémica en la que se han visto envueltos por el título del dichoso libro que Alfred le regaló a Amaia me quedo con la tranquila reflexión que hizo esta tras la consabida pregunta de un periodista: “Hay muchas maneras de amar a un país y yo tengo la mía propia”.
Nada más que añadir, señoría. Bueno sí: que ojalá ganen.