Puede sonar a tópico, pero Jorge está en el mejor momento de su vida. Todas las noches –hasta el 31 de julio– pone en pie el teatro Tívoli de Barcelona, la ciudad en la que dio sus primeros pasos y que le marcó para siempre. Aquí se ha reencontrado con su familia y con muchos compañeros y amigos. Se siente querido en su tierra. Hoy celebramos con él y su madre su 46 cumpleaños. Es el primer reportaje que hacen juntos. Jorge y la Mari cara a cara.
¿Ha sido Barcelona la plaza más significativa o más difícil?
Todos esperábamos con muchas ganas Barcelona. Era importante para mí por muchos motivos. Primero porque nos presentábamos por primera vez en Catalunya y luego porque volvía a mi ciudad. Creo que hace como diez años que no estoy tanto tiempo seguido aquí. ¡Diez años! ¡Es muchísimo tiempo! Siempre he venido para un día o dos. Por eso para mí era tan especial: el reencuentro con mi familia, con compañeros, con la gente de mi ciudad. Ahora me doy cuenta de que ha sido el sitio en que más nervioso he estado. Barcelona es el sitio donde he sentido más presión.
El recibimiento de la gente fue fantástico. En el estreno, el cariño del público fue brutal. La gente se puso en pie al comenzar la función y pudimos ver tu cara de asombro. Dudo que esperaras esta reacción.
Desde luego que no. Desde el primer momento toda la compañía teníamos claro que se estaba produciendo algo muy especial. Cuando sales y ya se oye la primera ovación, es emocionante. Durante toda la función el público estuvo muy cariñoso. Para mí esta ha sido una de las funciones más importantes de la gira. Creo que había emoción en todo el teatro. Y el resto de días nos hemos llevado buenas sorpresas. Estábamos inquietos, estábamos en las dos últimas semanas de julio y pensábamos que había mucha gente de vacaciones. Pero salir al teatro Tívoli, que es inmenso, y verlo lleno todos los días… Ha sido muy impactante para nosotros.
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