A punto de convertirse en abuela, Toñi Salazar (54) se araña el alma para desvelar en exclusiva uno de los episodios más desgarradores de su familia. Treinta y tres años después de que su difunta hermana Aurelia se viera obligada a dar en adopción a su sobrino Enrique (35), este quiere contar su terrible historia. Acompañado de su hermana Encarni (38), el joven relata las humillaciones que padeció cuando su familia adoptiva lo echó de casa por su discapacidad intelectual. Toñi se emociona al escuchar los desprecios de los que su sobrino ha sido objeto y vuelca su rabia gitana para hablar claro sobre la crueldad de estos progenitores. La vida les ha dado otra oportunidad, han escuchado la llamada de la sangre y el clan vuelve a estar unido. Son felices.
Toñi, tu hermana Aurelia tuvo que dar en adopción a su cuarto hijo ¿Qué ocurrió?
Toñi. Mi hermana entró en un pozo del que no pudo salir. Dio a luz a ese niño y tenía una vida tan desordenada que, por amor, tuvo que darlo en adopción. Toda la vida nos hemos acordado de él.
¿No pudisteis haceros cargo de él?
T. Mi madre estaba enferma, tenía nueve hijos y crió a tres de mi hermana Aurelia. Vivíamos en Vallecas, todos en una casa sin habitaciones. No teníamos medios.
Encarni. A mí me crió mi tía Toñi. Ella siempre es la madre de todos, está en lo malo siempre.
Naciste como Enrique Lucendo Salazar, tus padres adoptivos te llamaron Pedro Manuel Espinosa Carrera ¿Por qué te llaman Boby?
Boby. Por unos dibujos animados. Mi hermana Encarni dice que de pequeñito los veía en la tele.
Podrás leer la entrevista completa en exclusiva en la revista Lecturas.