Por EL HOMBRE CONFUSO
David Beckham lo ha vuelto a hacer. El futbolista más a la moda de todos los tiempos ha explotado, de nuevo, su faceta como modelo y ha posado en ropa interior para H&M. Y van ya... No sabríamos decirlo. Beckham se ha convertido en el rey de los calzoncillos. No hay marca que no suspire por poder pagar el caché del deportista y ver, así, como sus ventas se incrementan exponencialmente. Todo lo que toda David se convierte en oro. Aunque, claro, no es el único. El modelo David Gandy, uno de los mejores pagados del mundo, también se ha subido al carro de diseñador de ropa interior y ha lanzado su propia colección, protagonizando, además, la campaña publicitaria, que para algo es modelo de nacimiento. La ropa interior está de moda. Tiren a la basura esos viejos calzoncillos que tantas alegrías les han dado y comprénse los de Beckham. No les garantizamos que les queden igual que al futbolista, pero todo es intentarlo.
Los deportistas son las estrellas de las campañas de ropa interior. No es de extrañar si tenemos en cuenta que vienen ya con unos cuerpos espectaculares de casa, mueven miles de millones de seguidores y se convierten, automáticamente, en los reyes de la casa cada vez que hay partido. Las marcas lo saben y lo aprovechan hasta la saciedad. Puede que Beckham o Cristiano Ronaldo sean los más demandados, pero todos tienen su oportunidad. James, uno de los últimos fichajes del Real Madrid también le ha sacado partido a su popularidad y se ha transformado en reclamo de una marca de calzoncillos colombiana. Incluso futbolistas que, de entrada, pueden no parecer tan glamurosos como Ronaldo -el ex de Irina Shayk, claro, no los anteriores-, se han atrevido a desnudarse por una buena causa económica. Es el caso de Messi o Neymar. ¿Les comprarían sus calzoncillos? Pues pueden hacerlo sin problema.
Ahora que ya están en situación, repasemos algunos de los futbolistas que han querido vendernos su ropa interior. Bueno, no la suya propia -que seguro que alcanzaría una buena cantidad en cualquier subasta- sino la de su marca de confianza. Pueden ir cogiendo ideas para sus próximos cumpleaños. No se arrepentirán.