Quienes la conocieron aseguran que Paloma Gómez Borrero fue una persona que se preocupaba de lo más importante: vivir. Le gustaba disfrutar de los pequeños placeres que la rodeaban, y entre ellos se encontraba saber paladear un buen gintonic, tal y como ha contado una de las compañeras que mejor la conocieron, Inés Ballester, y con quien coincidió en su última etapa laboral.
Así, para despedirla como se merecía, con la alegría que la caracterizó, sus ‘Amigas y conocidas’, en el mismo tanatorio en el que se la velaba, encargaron al camarero del bar que sirviera unos “copazos” bien fríos, en vaso de balón, con sus hielos y su limón. Completitos. “Nos tomamos un copazo a su salud. Nuca me había tomado uno en un tanatorio y por la mañana”, aclaraba Ballester, en su programa de debates, explicando la foto que su compañera Isabel San Sebastián había colgado en Twitter. “Subiendo al cielo a #palomagomezborrero como ella habría querido... ¡Va por nuestra Paloma bravíssima!”.
Hoy, la autora de ‘Lo último que verán tus ojos’ ha empleado su columna en el periódico ABC para realizar una despedida tan alegre y repleta de optimismo como lo era la propia Paloma a la que define como “luminosa, generosa y feliz”. “Optimismo templanza, sentido del humor y alegría. También picardía de niña grande que se niega a crecer del todo y en todo encuentra oportunidad para ampliar su saber”, escribe.
También recuerda la última vez que coincidió con ella, en el plató de ‘Amigas y Conocidas’. Celebraban el Día de la Mujer y acabaron el programa todas bailando un tema de Vicky Larraz, ‘No controles’, y volvió a ver a una Paloma divertida, repleta de energía, de ganas de espachurrar cada segundo de su existencia y de disfrutar. Lo que hizo siempre.