El martes 18 por la mañana, de lo más sonriente, José Coronado abandonaba el Hospital de la Princesa, donde ingresó el sábado con un fuerte dolor en el pecho. Sufría un infarto que le fue tratado en la unidad de cardiología a la que está tremendamente agradecido.
“Ha sido un sustillo”, decía tranquilo a la prensa a su salida. Tanto él como toda su familia han mantenido una actitud tranquila a la hora de transmitir los avances sobre el estado de salud del actor. Ayer su hijo confirmaba que este episodio solo se trataba de un aviso que el cuerpo de su padre le daba para empezar a cuidarse en serio. Según Nicolás, su progenitor tiene que ponerse en serio con la actividad física y así mejorará la salud de su corazón.
Aseguraba sentirse “muy bien” y su aspecto era inmejorable, cualquiera diría que había estado ingresado los últimos 3 días. “Ahora toca estar relajadito, a aprender cómo tengo que llevar la nueva vida”, adelantaba.
Este “pequeño infartito”, como él lo ha definido, le ha prevenido de que tiene que cambiar de hábitos, empezando por el más perjudicial de todos: el tabaco. Después de este “aviso” que le ha dado su cuerpo, el actor de ‘El Príncipe’ ha entendido el mensaje que le enviaba su cuerpo, se tiene que deshacer de todas las cajetillas que tenga por casa.
Lo que más siente de todo este contratiempo médico es las dos funciones teatrales que ha dejado colgadas. “Pido disculpas a esas mil personas que tenían su entrada para verlas”, se ha lamentado, puesto que cuando le sorprendió el dolor agudo, tenía un par de representaciones pendientes de la obra ‘Ushuaia', en el Teatro Español.