Jared Leto: la increíble historia del niño que supo soñar

Jared Leto
Gtres

Fue el discurso con más corazón de la pasada edición de los Oscar. Jared Leto (42), tras recibir su estatuilla como mejor actor de reparto por ‘Dallas Buyers Club’, explicó una historia. “En 1971, había una chica adolescente embarazada de su segundo hijo. Había dejado el instituto y era madre soltera, pero de alguna manera consiguió una vida mejor para ella y para sus hijos. Alentó a sus pequeños a ser creativos, a trabajar duro y a hacer algo especial. Esta chica es mi madre y está aquí esta noche. Solo quiero decirte: ‘Te quiero, mamá, gracias por enseñarme a soñar”.

A raíz de estas palabras, en las entrevistas que Jared dio en los días siguientes emergió un retrato dickensiano, inédito hasta entonces, del actor y cantante. Supimos que durante los primeros 8 años de vida de Jared, su madre tuvo que recurrir a la caridad pública para criarle a él y a su hermano Shannon, un año mayor.

Jared Leto

Jared, la antiestrella

Jared nunca conoció a su padre, que abandonó la comuna hippie donde vivían al poco de nacer él. Constance, la madre, se lanzó a la carretera con sus hijos, con una cámara fotográfica para intentar ganarse la vida. Fueron años duros en lo material, de noches durmiendo en una furgoneta, sin televisión, sin juguetes. Cuando decaía la moral, Elizabeth tocaba la guitarra y los niños tocaban los bongos. La música y la creatividad eran su riqueza.

Jared Leto

A los 12 años Jared fregaba platos en un local de barbacoas y a los 16 ejercía de botones en un hotel. Siempre que el dinero lo permitía, su madre les mandaba a él y a su hermano de colonias artísticas. A Jared se le quedó grabado en el ADN lo de experimentar. La suya no iba a ser –ni de lejos– la carrera de una estrella de Hollywood.

El papel que le lanzó a la fama fue el del adolescente lacónico y lleno de ira de la serie ‘Esta es mi vida’, un personaje a años luz de los musculosos y bronceados chicos de fluorada sonrisa que se llevaban a mediados de los noventa en ‘Sensación de vivir’ o ‘Melrose Place’.

A finales de los 90, los agentes de Hollywood se lo rifaban: Jared estaba considerado una potencial superestrella. Él, sin embargo, no estaba interesado en esto. Montó '30 Seconds To Mars' (30 segundos para Marte) una banda de música con su hermano Shannon, con quien tocaba desde pequeño. Desde entonces, sus apariciones en la gran pantalla han sido escogidísimas y, en ocasiones, en papeles que harían huir despavoridos a actores de más caché: fue el amante de Colin Farrell en ‘Alejandro’, víctima propiciatoria de las palizas de Brad Pitt y Edward Norton  en ‘El club de la lucha’ y sufrió mutilaciones a manos de Christian Bale en ‘American Psycho’.

Jared es una rareza en el mundo actual. Una auténtica estrella del rock –con más de 10 millones de discos vendidos y con el récord Guinness de más conciertos dados, 300, en una sola gira– que ha conseguido ganar un Oscar. Nadie consigue hoy día nadar a la vez en las aguas de la música y el cine. Jared, vegano y abstemio, es casi un líder espiritual para sus fans, que comprueban como sus palabras no son solo ‘de boquilla’. En su discurso de los Oscar también dedicó el premio al pueblo de Ucrania, y allí viajó hace unos días para dar un concierto, en un momento en que los artistas están suspendiendo sus visitas al país. Jared es un idealista, un niño que no ha dejado de soñar.

Para él, grabar ‘Dallas Buyers Club’ fue una manera de homenajear a su primer vecino cuando se mudó a Los Ángeles, que falleció de sida. Lo importante fue el rodaje, la transformación física que le permitió andar y expresarse de determinada manera. ¿La película acabada? No la ha visto.