La semana pasada parecía cantando que íbamos a ver a Bertín Osborne y a sus entrevistados abandonarse en agradable charla en Mediaset a partir de la temporada que viene. Sin embargo, una nueva información publicada por Vertele vuelve a dejar el futuro de 'En la tuya o en la mía' en el aire. Al menos hasta mañana, 17 de marzo. RTVE ha convocado de urgencia para dentro de unas horas una reunión extraordinaria en la que se decidirá si iguala o mejora la oferta hecha por el grupo de comunicación de Vasile, ejerciendo su derecho de tanteo.  

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Bertín Osborne

De momento, mientras en TVE deciden si dan vía libre a su renovación y el contrato con el programa de entrevistas se extingue, faltan apenas cinco entregas aún por emitirse.

Pero lo que nos ocupa ahora es el personaje que el cantante ha visitado esta semana: Bibiana Fernández. Una mujer con una de las trayectorias vitales y profesionales más interesantes de las últimas décadas, y que siempre tiene cosas interesantes que explicar. Su transición de Manuel Fernández Chica a Bibi Andersen y, finalmente, a Bibiana Fernández. Los sacrificios y la gente que ha dejado por el camino para llegar a ser quién es. O los amores de su vida: tres hombres que la colaboradora de Ana Rosa Quintana confiesa que le han marcado. 

El hecho de que hace unas semanas saliera a la luz la noticia de que la exvedette sufría problemas con Hacienda y que tenía intención de vender su casa (con un precio de salida de de 550.000 euros), le ha añadido mayor interés al encuentro de esta noche. Hemos podido ver cómo es por dentro este chalet dúplex de 200 m² decorado con gusto, y en el que predominan los detalles y complementos en blanco y el negro, como en el gran salón con chimenea en el que ha transcurrido la primera parte de la entrevista. En la habitación de Bibiana el gran protagonista es el biombo lacado de estilo floral japonés que hace de enorme cabecero de cama (y el jacuzzi, que no hemos podido ver).

Bibiana ha abierto las puertas de su casa y de su corazón en esta nueva entrevista de 'En la tuya o en la mía'. La actriz ha abordado todos estos temas mientras ha jugado al ping-pong (donde le ha sacado a Bertín que acabó dentro de un armario en uno de sus escarceos amorosos), ha cocinado spaghetti alla putanesca, y ha recibido la visita sorpresa de su gran amigo, el periodista Carlos Herrera, con quien presentó el mítico 'Sábado noche'. 

-¡Qué casa tan agradable!

-Esta casa la hemos cambiado mucho, porque eso sí, todas las cosas que hice han sido por los novios. Y todas los cambios han sido por ellos. Las grandes cuotas de amor se las debo a mis parejas. Esta casa la tengo gracias a mi primera pareja, que también me dio un coche y uno de mis perros. Era un poco loquillo, no era famoso. Se fue a por tabaco y ya no volvió. 

-¿Cómo recuerdas esa época de tu vida?

-Muy optimista, y eso no significa que no llorara. Extrañaba mucho a mi madre, porque mis padres se separaron, y además tenía la inquietud de mis propios conflictos, pero crecí en un ambiente muy natural.

-A los 13 años, ¿adónde fuiste?

-A Málaga, para estudiar Formación Profesional y crecer lejos de ellos. Pero el destino era incierto. Fue un trámite y solo estuve allí 4 años. Aprendí a sobrevivir y a interpretar los ruidos: si eran favorables o desfavorables hacia mí. Yo me sentía como un caballo desbocado. Si había que sacrificar padre, madre, o lo que fuera, no pasaba nada, porque era elegir entre el mundo o yo. Y siempre te eliges a ti misma. Yo quería ser yo y eso ha sido vivir un proceso para llegar a gustarme a mí misma. Yo he hecho intentos de morirme varias veces, lo que no lo he conseguido, porque tengo mucha suerte. 

-¿Cuándo has sentido tú que la gente te ha aceptado?

-Hace poco. Pero lo importante es llegar al punto en que has conquistado tu vida paso a paso y la opinión de los demás no te importa. Siento un gran respeto hacia los demás porque, si he llegado hasta aquí, es porque este camino no lo he hecho sola, y se lo debo también a todos ellos.

-¿Ese viaje cuándo termina para ti?

-No termina. Empezó cuando llegué al destino, cuando llegué a ser la persona que quería ser. Pero era una extraña en esa tierra prometida. El viaje a ese destino dura toda la vida.

-No sé qué te parece hablar de todo ese viaje que has tenido que hacer...

-No me gusta que cuando hablan de mi vida, nos vayamos a los 70. No me gusta la palabra 'trans'. Sí, es todo como una transición, pero todos esos niños que ahora ya consiguen los papeles, ya saben hasta dónde quieren ir y lo que son. 

-¿Cómo empezaste a ganarte la vida?

-En hoteles, como vendedora... Pero yo ya sabía que no podía estar en empresas normales. Era ya la época del destape, y una cantante de rancheras que se desnudaba me ofreció formar parte de un ballet. En Barcelona, fui a acompañar a una amiga a una cadena de cabarets donde se actuaba y se alternaba, y me eligieron también a mí. Fue una época difícil que no recuerdo con cariño, porque me vi obligada a hacer cosas que no quería, pero era eso o la nada. Cuando llegué a Barcelona, ya era Bibi Andersen. 

-Tu vida podría ser un personaje dentro de una película de Almodóvar...

-Estoy encantada porque me llamen 'chica Almodóvar'. 'Chica', fíjate, encantada. La dicha la vives en la intimidad y el dolor es más escandaloso, por eso Pedro lo prefiere. Cuando yo escribía cosas dolorosas, Pedro me las censuraba, porque no quería verme sufrir, pero es que sufrimos como sus personajes. Sufrimos por amor.

-¿Ahora mismo te reconoces?

-Más que nunca. ¿Quién me lo iba a decir a mí? Incluso ahora en mi soledad. Para mí la pareja era una patria, era el lugar deseado. Como amaba con tanta pasión no vivía para otra cosa.

-¿Has tenido muchos amores en tu vida?

-Muchos. Tres de mucha trascendencia. Pero he sido muy enamoradiza. Alfredo, el primero. Tenía adicciones peligrosas. Después, Javier que puso orden en mi vida. Fue mi representante, mi novio, mi amigo, mi amante. Fue la estructura para esta fiera que soy yo, que arrancaba las puertas de los armarios cuando me enfadaba. Acabamos, porque soy cargante y porque la confianza da asco. Le quise dos veces, y las dos mal. Una no le di lo que se merecía y luego le di lo que no se merecía. Luego vino el tercero (Asdrúbal), que fue con quien me casé. Parece que no cambia nada, pero sí que cambia. Me casé en esta casa e hice una ceremonia para compartir un recuerdo con quienes quiero. Y sí que es el recuerdo más bonito de mi vida. Y también estuvo Luis. Mis tres amores más importantes han sido Javier, Luis y Asdrúbal. Cuando me senté en las piernas de Asdrúbal la primera vez en Cuba, sentí que él era mi patria.

-Pero tú ya no eres 'practicante'...

-No soy 'practicante', y te lo voy a explicar. Soy muy apasionada y me he visto ya como una caricatura de mis buenas épocas. No me veo ya con chicos jóvenes, con los que no sabes ni de qué hablar. Ahora, de interesarme alguno, sería uno rico. Aunque antes me gustaba más el que me subía las bombonas a casa. Yo solo he tenido realmente 3 amores, que son los que he dicho antes.

-¿Has sentido que hubo una época en la que eras la mujer más deseada de España?

-Nunca me he visto así. Llegas a tu casa y eso no te sirve para nada. Si me he ido a la cama con alguien y no me ha amado como yo quería, eso de ser la más deseada no me ha servido para nada.

-¿Tuviste etapas desatadas?

-He tenido todas las etapas y he tenido etapas desatadas, claro. 

-¿Te hubiera gustado ser madre?

-Sí, me hubiera encantado la adopción entre los 40 y los 40 y largos. Cuando pasó esa época, si hubiera tenido un hijo, hubiera sido un acto egoísta. 

-¿Qué tal la relación con Asdrúbal?

-Con Asdrúbal tengo una relación muy buena.

-¿Cuánto te has gastado en operaciones estéticas?

-No lo podría cuantificar en dinero. Me hice el pecho, un lifting después de separarme, e hice una cosa que no se hace. Justo entonces tuve un ligue y se me saltaron algunos puntos.